Una nueva noche de Halloween nos aguarda con todos sus misterios y por supuesto no podía dejar pasar la ocasión.

Os traigo una historia que guarda relación con lo que representa este día en la actualidad por medio de dos puntos de unión, aunque no se desarrolle expresamente en estas fechas y suceda en un ámbito geográfico y situación en principio nada identificados con la celebración.

Mas como digo creo que puedo traerla aquí hoy, porque en primer lugar es una historia que tiene su vertiente terrorífica como corresponde a todo relato de Halloween que se precie.

Y en segundo lugar, tiene como uno de los protagonistas principales a un animalito muy relacionado con estas fechas por su simbolismo con las brujas y sus pócimas. Hablo del sapo.

La relación de estos batracios con el lado oscuro viene de lejos, pues ya los antiguos griegos creían que estos animales poseían dos hígados, estando uno de ellos repleto de veneno mortal y el otro, por el contrario, lleno del antídoto para ese veneno. Los romanos continuaron después con estas creencias y esto hizo que los sapos fueran utilizados para elaborar mejunjes varios, lo que con el tiempo se acabó asociando a las brujas y sus tejemanejes.

Así que tras los preámbulos, conozcamos el mito del sapo “Kuartam”. Este relato se origina en Ecuador y sus protagonistas humanos hay que buscarlos en la noche de los tiempos en lo más profundo de la selva, entre los guerreros del pueblo Shuar.

Aunque puede que esto no os suene a nada, sin embargo os diré que sí es probable que a esta etnia la conozcáis por otro nombre que trae a la memoria inmediatamente uno de sus ritos ancestrales, realmente aterrador, por el que han sido temidos durante mucho tiempo y es que me estoy refiriendo a los jíbaros, los famosos reductores de cabezas sudamericanos.

Por lo que veamos, tenemos como protagonistas a un pueblo que reducía las cabezas cortadas de sus enemigos y a un animalito muy apreciado por las brujas para sus pócimas y hechizos. No me negaréis que aunque transcurra en la selva la historia promete ser adecuada para Halloween.

Por tanto no esperemos más. Cuentan que en tiempos ignotos vivió un fiero guerrero shuar llamado Yaupi. Era un experimentado cazador y unos de los hombres fuertes de su aldea.

Claro que tenía su punto oscuro. Su pueblo llevaba a gala respetar la Naturaleza y su entorno, intentando siempre dejar la menor huella posible de su día a día. Por supuesto cazaban animales o cortaban arbustos, pero únicamente los necesarios para subsistir. Sin embargo Yaupi no seguía estrictamente estos principios.

No era raro verle cazar de más simplemente por diversión y eso no terminaba de gustar a los ancianos del lugar que no lo veían con buenos ojos y pensaban que esos actos podían enfadar a los dioses.

Uno de sus representantes era el sapo sagrado Kuartam, un mítico animal al que los nativos oían entre la espesura cantar con un sonido que recordaba su nombre, de ahí que fuera conocido de esa forma. Pensaban que protegía el bosque, por ello intentaban no molestarle.

Había además otra razón algo más siniestra y es que según decía la tradición, Kuartam, si resultaba incomodado o veía algo que no le gustaba, era capaz de transformarse en un enorme y fiero jaguar que acababa sin dudar con el infortunado que le hubiera desagradado.

Y un aciago día pasó lo que tenía que pasar. Yaupi había salido de cacería con algunos familiares y la jornada estaba resultando aburrida pues no encontraban presas. En esas estaban cuando de improviso escucharon el canto de Kuartam a poca distancia entre la espesura.

Su padre recomendó a la partida alejarse en otra dirección para dejar al mágico sapo tranquilo, pero Yaupi decidió que esas advertencias no iban con él y se quedó allí en solitario con la intención de buscar algo de emoción con el sapo.

Llegó hasta el pie del árbol desde el que parecía venir el canto y se puso a burlarse y a imitar al sapo provocándole para que saliera a la vista. Al cabo de unos minutos de burlas constantes, de repente notó movimiento entre las ramas y preparó su arco dispuesto a hacer su presa al sapo.

Pero su alegría se tornó en súbito terror cuando los que aparecieron fueron los ojos llameantes de un gigantesco jaguar. Paralizado por el espanto, ni siquiera fue capaz de tensar su arco mientras el enorme felino se abalanzaba sobre él.

No hay mucho más que decir. Yaupi fue desmembrado y devorado sanguinariamente por el animal en cuestión de segundos. La partida de caza que, alarmada por los gritos del joven, había vuelto sobre sus pasos, apenas encontró unos pocos restos al pie del árbol, lo que les llevó a regresar a toda prisa a la aldea llenos de terror.

Allí hubieron de enfrentarse a la difícil tarea de contar a la esposa de Yaupi lo que había sucedido, pero esta, lejos de hundirse por la pena, entró en cólera y juró vengarse de Kuartam.

Pacientemente, esperó hasta un día en que una compañera le dijo haber localizado al sapo descansando en un gran árbol. Rápidamente reunió a las mujeres de la aldea y juntas partieron hacia allá.

Se acercaron sigilosamente y comenzaron a talar el árbol hasta hacerlo caer. Junto al tronco, vieron caer al sapo, que no había tenido tiempo de huir por su pesada barriga.

Con presteza, la mujer de Yaupi se abalanzó sobre el animal y le rajó el vientre, dando lugar a un espectáculo dantesco cuando trozos medio digeridos del infortunado guerrero comenzaron a diseminarse por el suelo componiendo un escenario terrorífico.

La viuda de Yaupi cumplió así su venganza, aunque eso no le devolvió a su marido. Pero la historia comenzó a transmitirse generación a generación, viniendo a representar la necesidad de respetar la Naturaleza y sus habitantes so pena de recibir un terrible castigo si pensamos que tenemos más derechos que los demás seres que viven junto a nosotros.

Así que ya lo sabéis. En este Halloween os recuerdo que debéis tener ese respeto, no vayáis a mirar un día por el rabillo del ojo y os encontréis los ojos de Kuartam transformado en jaguar y con ganas de convertiros en su merienda.

¡FELIZ Y ASUSTANTE HALLOWEEN!

 

Nota final al margen dirigida a los curiosos: Es posible que alguien haya encontrado este relato en algunas páginas españolas de historias diversas aunque con una diferencia: Que en todas se habla de que Kuartam se transformaba en un tigre.

No es una incongruencia o un fallo por mi parte, simplemente todos hablamos del mismo animal. En mi humilde opinión, hubo alguien que originariamente reflejó la leyenda tal cual, o bien sabiendo los pormenores y no entendiendo necesario explicarlos, o bien liándose un poco. Luego los siguientes se limitaron ya a transcribir sin más.

Porque el hecho de que se hable del “tigre” no es en este caso un misterio en sí mismo, aunque lo parezca si pensamos en lo difícil que hubiera sido que los shuar se hubieran encontrado cara a cara con el gran felino rayado en plena jungla amazónica y por tanto pasara a formar parte de sus mitos.

La realidad más simple es que desde tiempos de los exploradores españoles, que lo bautizaron así como recuerdo al felino asiático que sí era por ellos conocido, al jaguar se le suele llamar “tigre” coloquial y familiarmente, en la mayoría de sus zonas de distribución.

De hecho el vocablo jaguar, se usa más en ámbitos científicos y proviene precisamente de su nombre común más extendido, “yaguareté”, que a su vez proviene de la expresión guaraní “dyaguá-eté“, que venía a significar algo del estilo de “fiera auténtica”.

Por ello, la leyenda habla con naturalidad de que Kuartam se convierte en un tigre, que en este caso no es el felino asiático sino el americano. Eso es lo que ha hecho que al relatarla me haya decantado por referirme al animal con su nombre más identificativo, para evitar equívocos.

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