En 1873, nacía en Varsovia Teofil Modrzejewski, que en principio hubiera podido estar destinado a ser un directivo de banca como tantos otros, profesión a la que se dedicó.

Era un hombre con estudios que incluso llegó a hacer sus pinitos como autor poético y periodista, impulsando también la puesta en marcha del cabaret literario más famoso de Varsovia en los tiempos previos a la Primera Guerra Mundial. Como banquero consiguió ocupar un sillón en el consejo de uno de los bancos más importantes de la ciudad.

Podemos por tanto figurarnos a la vista de estos datos, que el señor Modrzejewski fue una persona notable dentro de su comunidad, hasta su muerte en 1943.

Y la verdad es que ciertamente es un hombre recordado, pero curiosamente por nada de lo que acabo de exponer, de hecho ni siquiera se le recuerda con su nombre original.

Lo cierto es que los hechos que dieron origen a algo así se iniciaron allá por 1918, cuando nuestro protagonista había pasado ya de los 45 años, pero resultaron tan fuera de lo normal que, como adelantaba, convirtieron a Teofil Modrzejewski en una celebridad dentro y fuera de sus fronteras, si bien con el nombre que él mismo eligió para desarrollar esta increíble faceta y que no era otro que el de Franek Kluski.

Y la sorpresa es que con este nombre se convirtió en uno de los médiums más mediáticos y populares de su época en Europa, en un giro completamente rocambolesco con respecto a lo que había sido su trayectoria profesional hasta entonces.

Kluski aparición.No obstante hay que indicar que toda la fenomenología que rodeaba entonces a los médiums y al espiritismo, no le era del todo ajena, pues había  manifestado curiosidad e inquietud por esos temas, si bien fue un buen amigo suyo, coronel del ejército polaco, la persona que le animó a dar el paso de comprobar la existencia de posibles poderes paranormales en su interior.

Para su gran sorpresa, Franek pareció pronto estar realmente dotado para hacer de puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, lo que le llevó a decidir explorar del todo esa faceta suya que no conocía y que le fascinó.

Hay que decir también que su desahogada posición económica le permitió lanzarse a la aventura sin preocupaciones y sin tener que hacer de esa nueva actividad su sustento económico, lo que le ayudó también a ganar notoriedad más rápido, toda vez que no pretendía sacar dinero a la gente por sus sesiones.

Molde.Durante los siguientes siete años, Kluski alcanzó una gran notoriedad por la espectacularidad de los fenómenos que llegaban a producirse mediante su concurso, abarcando desde ruidos diversos hasta desplazamientos de objetos y muebles, pasando por luces extrañas e incluso lesiones físicas como cortes o marcas, en el propio médium.

Con todo y con eso, lo que más llamaba la atención era su presunta capacidad para contactar con el otro lado y hacer materializarse los espíritus. Fueron muchos los moldes de supuestas partes de algunos obtenidos con parafina, como manos y pies, e incluso fueron contemplados en muchas ocasiones espíritus de cuerpo completo que en cierta forma llegaban a interactuar con los presentes.

Gustave Geley.Por supuesto llamó poderosamente la atención de los investigadores psíquicos y estudiosos más famosos de la época y sus capacidades fueron analizadas entre otros por Gustave Geley, director del “Instituto Metapsíquico Internacional” con sede en Paris, Arthur Conan Doyle, el mítico creador de “Sherlock Holmes”, e incluso el famoso ilusionista Harry Houdini. También quiso realizar su propio estudio Harry Price, uno de los padres de las investigaciones psíquicas, del que hablé hace muy poco en otra entrada (www.misterioanimal.com/mangosta-parlante), pero Kluski no quiso tener relación con él tras conocer unas declaraciones previas de Price en las que le tachaba poco menos que de farsante.

Evidentemente, cada uno de los que estudió las capacidades de Kluski lo hizo desde su propia óptica, bien para corroborarlas, para entenderlas, para discutirlas o para demostrar que eran un fraude y cómo estaba realizado.

Plano apartamento.De todos, fue quizá Gustave Geley el que más en profundidad pudo trabajar, puesto que logró un acuerdo con Kluski y pudo observar y controlar un número elevado de sesiones, pudiendo incluso realizar varias en el propio apartamento de Kluski en Varsovia, pero preparado por su gente del Instituto Metapsíquico Internacional y en donde Geley pudo establecer un control absoluto sobre la mecánica y condiciones de las mismas.

Libro Geley.El investigador francés puedo así obtener gran cantidad de material, incluidas fotografías, que le hicieron pensar como razonablemente ciertas y reales las capacidades de médium de Kluski. Mucho de lo vivido entonces acabó publicándolo en su libro “De L’inconscient au Conscient “. Más conocido en su edición inglesa, “From the Unconscious to the Conscious” (Del inconsciente al consciente).

Uno de los más grandes médiums para unos, un habilidoso farsante para otros, nunca fue en cualquier caso perseguido por ello, dado que no obtuvo compensaciones económicas ni riquezas por sus servicios.

Él decidió en 1925 dejar de realizar sesiones completas, pero siguió ofreciendo sesiones reducidas de contacto con el Más Allá a través de la escritura automática, hasta 1939, cuando según cuentan, tras hablar con un sacerdote que le hizo prometer que abandonaría por completo ese mundo, Kluski, católico devoto, obedeció y no volvió a realizar actividad alguna en esos campos.

Pero por supuesto algo más había de haber para que haya glosado aquí la figura de Franek Kluski. Y en efecto, lo hay.

Resulta que además de asombrar a todos, su capacidad paranormal incluía una particularidad que muy pocas veces, por no decir ninguna, se ha observado en otros médiums famosos y que era, ni más ni menos, que la facilidad para hacer aparecer animales extracorpóreos o de tipo fantasmal.

Reconstrucción aparición.A lo largo de los años, no fueron raras materializaciones de perros, gatos, otros mamíferos como ardillas o ratones y también aves diversas. Algunas de estas apariciones fueron especialmente llamativas, como fue el caso de «Hirkil», un león al parecer sin melena que, según los informes de participantes en varias sesiones y a pesar de que ninguno pudo verlo, aparecía en la sala dejando sentir su olor y rugidos y lamiendo la cara y manos de los presentes con su lengua áspera que únicamente podían sentir, sin llegar a ver.

No menos llamativa fue otra de sus más celebradas apariciones animales. Se trataba de un gran ser de aspecto simiesco que Kluski convocó varias veces y que al contrario que el león, todos podían contemplar mientras notaban su olor como el de un gran perro mojado. Al parecer llegó a descansar su cabeza en el hombro de uno de los presentes e incluso lamió la mano de otro que la acercó hasta donde estaba situado.

Kluski y ave.En otras ocasiones llegó a balbucear algunos sonidos o también a esconderse debajo de la mesa central en donde estaban todos.

Y el propio Gustave Geley contempló también otra aparición animal espectacular cuando Kluski materializó junto a si mismo un ave similar a un ratonero común, al que Geley pudo sacar una fotografía que luego publicaría y que tenéis junto a estas líneas.

Desde luego, esta faceta de hacer materializarse animales le daba a Franek Kluski un punto extra en sus capacidades y si descartamos que estos casos fueran el resultado de elaborados fraudes, habríamos de concluir que quizá los animales sigan estando y nos sigan acompañando en el otro lado, lo que les otorgaría un matiz espiritual que les acercaría todavía más a nosotros.

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