Esta vez me quiero referir a una noticia de rabiosa actualidad que es probable hayáis conocido, sobre una novedad aparecida en un lugar que lleva décadas suscitando controversias y es sin duda uno de los iconos del misterio antiguo en la rica cultura peruana.

Hablo de la zona semi desértica de Nazca, con su llanura y sus recortadas colinas, mundialmente famosa gracias a sus increíbles figuras, que son ya Patrimonio Mundial de la Humanidad desde que la UNESCO las incluyera en su lista en 1994.

Hay tal cantidad de literatura y metros de película sobre el particular que no voy yo ahora a escribir un tratado sobre el tema, pero quería resaltar este reciente descubrimiento por estar directamente relacionado con animales, sumando así uno más a los que componen el particular “zoo” de Nazca.

En este caso concreto, lo que se acaba de descubrir es un nuevo geoglifo con la forma de un gato, de un felino, que la reciente restauración llevada a cabo por los especialistas del Ministerio de Cultura peruano ha sacado a la luz en todo su esplendor, con suaves y curvas líneas que dibujan su contorno, de entre 30 y 40 cm. de ancho, y algo más de 37 metros de longitud en total.

Parece estar recostado sobre un lado, mientras gira la cabeza para mirar serenamente al frente, en una posición típicamente felina.

Como ha sucedido en tantas otras ocasiones, el hallazgo se debió a una casualidad. Hay una pequeña colina en la que se ubica un mirador para contemplar con algo más de perspectiva la llanura de Nazca.

Pues bien, resulta que recientemente los responsables de mantener todo el complejo en buen estado, dependientes del Plan de Gestión del Parque Arqueológico Nazca-Palpa, decidieron mejorar los accesos a dicho mirador de manera que fueran más cómodos y seguros para todos los visitantes.

Según cuenta a los medios su director, el arqueólogo peruano Johny Isla Cuadrado, fue entonces cuando cayeron en la cuenta de que allí había senderos que no parecían tener nada de natural y que incluso los que servían de acceso, podían ser en realidad partes de los trazos de un nuevo geoglifo. Con la ayuda de drones inspeccionaron mejor la colina y sirviéndose de las imágenes obtenidas limpiaron y restauraron el posible dibujo.

Todo esto ocurría a principios de este año. Sin embargo los sucesos por todos conocidos, debidos a la aparición de la pandemia global, hicieron que toda la planificación preparada tuviese que retrasarse y ralentizarse.

Esto hizo que al final los trabajos programados finalizaran días atrás y fue entonces cuando se dieron cuenta de que, efectivamente, habían sacado a la luz un geoglifo que había permanecido oculto hasta la fecha y que mostraba una inconfundible silueta felina.

Las primeras estimaciones lo han datado como perteneciente a un período estimado en los doscientos años antes de nuestra era, con lo que incluso sería más antiguo todavía que las figuras que ya eran conocidas como los icónicos, mono, araña o colibrí.

Es relevante además el detalle de que la gran autopista panamericana que recorre el continente de norte a sur, tiene su trazado muy cerca de esa colina, sin que ni las obras en su día ni la gran cantidad de vehículos que circulan por ahí a diario, hubieran producido que el gran gato fuese atisbado anteriormente.

Concretamente os diré que el punto exacto que pasa al lado de la colina en cuestión, se halla en el Km. 426,4, de la sección sur de la autovía.

En general se cree que esta figura, junto con otras decenas descubiertas en ubicaciones parecidas, me refiero especialmente a las lomas de las colinas que circundan la gran llanura, pertenecen a una cultura anterior a la propia de Nazca, probablemente la Paracas, pues muestran unas composiciones iconográficas que cuadran bastante con otras representaciones culturales de esta última, como dibujos o tapices.

Son además en general más fácilmente comprensibles globalmente desde tierra, al contrario que las conocidísimas figuras y líneas de Nazca, que únicamente son perceptibles en todo su esplendor desde el aire.

Como sutil diferenciación, los arqueólogos peruanos sugieren que las figuras de la cultura Paracas estarían hechas “Para los hombres”, mientras que las de la cultura Nazca estarían hechas “Para los dioses”.

En cualquier caso, unas y otras conforman un conjunto arqueológico único en el planeta por su extensión, número, complejidad e interrogantes, pues lo cierto es que a pesar de los ríos de tinta que han hecho correr a los largo de los años, nadie ha podido todavía proporcionar una explicación a las mismas que se haya mostrado como irrebatible.

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