Bladenboro.La localidad de Bladenboro, en Carolina del Norte, fue el escenario de unos extraños sucesos que aterrorizaron a los lugareños y dieron origen a una historia de leyenda que todavía perdura por la zona.

El origen de los hechos se remonta a los días finales de 1953, en concreto, los primeros indicios de que algo no iba bien se tuvieron el 29 de diciembre, cuando el jefe de policía de la población de Clarkton, ubicada a poco menos de 4 kilómetros de Bladenboro, recibió varias llamadas en su centralita.

Según dichas llamadas, varios testigos de la zona, sin conexión entre ellos, decían haber visto un animal desconocido durante la noche, que todos coincidieron en describir como grande aunque no grueso, de color negro, como de metro y medio de largo y con un aspecto indeterminado que recordaba quizá a un lobo. Esa noche ya se le achacó la muerte del perro de un vecino.

Casi sin tiempo, el 31 de diciembre, John Vause, un residente de Bladenboro, encontró por la mañana a sus dos perros muertos en el porche. Ambos estaban destrozados entre grandes charcos de sangre.

Bestia. Recreación 1.Y la noche del 1 de enero de 1954, otro granjero local, Woodie Storm, hizo un hallazgo similar al encontrar sus dos perros horriblemente destrozados, tal como si hubieran sido masticados por algo enorme.

Todo era un suma y sigue. La noche siguiente, Gary Callahan, otro habitante local denunció ante la policía que su perro había sido muerto brutalmente  esa misma tarde. Y el 3 de enero, otros dos perros más corrieron igual suerte.

En este último caso, los perros fueron llevados al forense del condado. Tras su intervención, el jefe de policía de Bladenboro, Roy Fores, fue el encargado de dar a conocer que los cuerpos estaban extrañamente destrozados, como si hubieran sido masticados y regurgitados después y además sin una gota de sangre.

Ante la inquietud que estas muertes provocaron en el pueblo, el jefe Fores salió personalmente en busca del misterioso animal ese mismo día 3, junto con sus tres perros de caza. Sin embargo, los perros, pese a que eran de raza “Coonhound”, expertos sabuesos cazadores, se mostraron sumamente inquietos y asustados, negándose a seguir el rastro.

Ese mismo día, dos nuevos perros aparecían muertos, desangrados y con sus cráneos destrozados.

Al día siguiente, 4 de enero, otro granjero local descubrió con espanto esa mañana los cuerpos de tres de sus perros horriblemente mutilados.

Los pobres animales tenían sus cráneos aplastados y rotas las articulaciones, pero lo más extraño es que no había ni rastro de sangre en los cuerpos o los alrededores, como si hubieran sido cuidadosamente exsanguinados.

Noticia 1.Noticia 2.Entretanto, el día 6 de enero y ante la alarma que se empezaba a extender por la zona, los diarios locales comenzaron a hacerse eco de los horribles testimonios de aquellos días, haciendo que el pánico se disparase por completo.

Hay que tener en cuenta que estos hechos sucedían mucho antes de que la criatura conocida genéricamente como “Chupacabras” fuera popular para el gran público.

Y lo peor es que el horror únicamente había empezado, pues en días sucesivos, otros animales aparte de los perros, como cerdos, vacas y cabras corrieron la misma suerte, apareciendo en las mismas siniestras condiciones.

Pronto además, con la gente en alerta, comenzaron a circular los testimonios de encuentros con la misteriosa bestia, que para entonces ya había sido bautizada como “La Bestia de Bladenboro”, por estar allí el epicentro de la mayoría de los casos.

Tras las descripciones iniciales del 29 de diciembre, ya el 4 de enero un habitante local llamado Mark Frank, dijo haber tenido un encuentro directo con la criatura que, según testificó, tenía rasgos propios de una hipotética mezcla de oso y puma, pelo hirsuto y una longitud de un metro y veinte centímetros.

En esos primeros días de enero, aparecieron varios testimonios confusos e imprecisos más, pero la descripción más detallada la proporcionó otro residente local, Lloyd Clemmons, en declaraciones al “Wilmington Morning Star”, principal periódico de Wilmington, población mayor, ubicada a unos 60 kilómetros de Bladenboro.

Según el señor Clemmons, al escuchar a sus dos perros intranquilos en el porche, se asomó a la ventana y como tenía la luz de la entrada encendida, se quedó de piedra al contemplar a escasos tres metros lo que describió como una “cosa” con el aspecto de un gato negro pero mucho mayor, con unos 60 centímetros de alto y alrededor de un metro de largo, añadiendo una cola de otros 30 centímetros.

Se movía con sigilo como si estuviera emboscando a los perros y entonces el señor Clemmons agarró su escopeta y disparó contra la criatura aunque falló y el animal desapareció en la oscuridad.

Esa misma noche, varios cazadores estuvieron rastreando la zona, pero únicamente encontraron algunas huellas que no fueron capaces de identificar aunque calcularon que correspondían a algún depredador con grandes zarpas y al menos 45-50 kilos de peso.

Bestia. Recreación 2.La mañana del 5 de enero, fue el propio el jefe de policía Fores el que pudo divisar a la extraña bestia atacando a un perro a lo lejos; pero cuando llegó al lugar no pudo evitar que escapara. Pudo examinar huellas, pero tampoco consiguió identificar qué clase de animal sería.

Hasta el 11 de enero hubo otros avistamientos como los de la señora Kinlaw o incluso un niño llamado Dalton Norton, pasando por un par de automovilistas que tuvieron que parar en plana carretera. A estas alturas, comenzaban a ser más elocuentes las descripciones que asemejaban a la bestia con algo parecido a un gran felino, más que a un cánido o un úrsido.

Ya había decenas de testimonios y la gente comenzó a organizarse, apostando por las grandes batidas que se realizaron durante aquellas fechas con cazadores y voluntarios locales y de zonas más lejanas que acudieron ante la alarma social creada y atraídos por la prensa y la radio que estaban ya volcadas con el seguimiento de la noticia.

De hecho la respuesta fue descomunal pues entre los días 5 a 11 de enero, los cazadores pasaron de los aproximadamente 200 iniciales a ser más de mil personas en las batidas, entre cazadores profesionales, voluntarios y todo tipo de gente.

Bestia. Recreación 3.Tal fue el despliegue que el propio alcalde de Bladenboro, W.G. Fussell, tuvo que dar por suspendidas las batidas ese día 11, considerando el riesgo cierto de que hubiera víctimas ante tamaño despliegue de gente armada y con ganas de apretar el gatillo.

De hecho alguna anécdota se había producido ya, como el caso reflejado en la prensa de una persona que pensando haber visto a la criatura en su jardín una noche, disparó con todo lo que tenía, para descubrir a la mañana siguiente que había acribillado a la bicicleta de su hija.

Sin embargo, las autoridades no querían que tanto nerviosismo latente acabara desembocando en algún desgraciado accidente, por ello y también ante la ausencia de resultados a pesar del gigantesco despliegue de personal, decidieron suspender las partidas hasta tener algún dato más concreto.

El día 13 de enero, en la finca de un granjero de la zona, Luther Davis,  fue abatido un lince de gran tamaño que fue rápidamente presentado como La Bestia, protagonizando con el alcalde la foto del día en la prensa.

Bien es verdad que no pocos dudaban de que un lince, incluso siendo bastante grande, pudiese ser capaz de realizar las atrocidades que estaban en la mente de todos, sobre todo porque la mayoría, hombres de campo, estaban acostumbrados a tratar con ellos y nunca se habían registrado ataques tan feroces y tan diversos como los de los días precedentes.

Bestia. Recreación 4.Se da la circunstancia además de que ese mismo día, otras dos personas afirmaron haber dado muerte a la bestia. Por un lado, un cazador llamado Berry Lewis afirmó haber matado otro lince que creía que era la auténtica bestia. Y un habitante de Tabor City, a unos 45 kilómetros de Bladenboro, llamado Bruce Soles, anunció haber atropellado con su coche, un gran gato moteado como un leopardo, que al final resultó ser otro lince.

Lo cierto es que la intensidad de los incidentes quedó rebajada al mínimo y todos suspiraron, pues aunque como he dicho a casi nadie convencía la hipótesis del lince, prefirieron en su fuero interno aceptar que daba la impresión de que la pesadilla había pasado y no hacerse más preguntas incómodas.

Al final, lo cierto es que no quedó realmente claro qué era lo que unos y otros habían visto y que había provocado el terror en sus mentes. Había quienes lo seguían asociando a una especie de lobo, mientras que muchos consideraban que era más probable que se tratara de un animal del estilo de un puma.

Llegaron a asignarle posibles pesos de más de 100 kilos y hasta metro y medio de longitud, si bien casi todos dijeron que era de color oscuro casi negro, exceptuando algún reporte suelto que lo hacía constar como moteado.

En lo que al parecer hubo más unanimidad es en clasificar su sonido, que quienes lo escucharon lo asemejaron al llanto de un bebé pero con un tono más grave y desde luego mucho más aterrador.

Bob.Hoy en día, entre los múltiples candidatos como perros asilvestrados, lobos, osos, glotones, linces o pumas, quizá este último sea el favorito en las quinielas, aunque también es cierto que debería tratarse de un puma muy, muy especial, pues es esta una especie perfectamente conocida y estudiada y a pesar de ser un depredador muy eficiente, capaz incluso de acabar con un ser humano, nunca ha sido protagonista en ninguno de sus hábitats de sucesos tan escalofriantes y sangrientos como los de Bladenboro.

Desde luego en la localidad no han olvidado aquellos días y todavía hoy se sigue celebrando un festival anual que se denomina “El Festival de la Bestia” y que atrae muchos turistas a Bladenboro. Sin embargo, en este caso, la siniestra Bestia ha sido convertida en una mascota, al estilo de las que tienen allí los equipos deportivos, de nombre “Bob” y mucho más amistosa para todos.

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