En ocasiones hay personajes cuya trayectoria vital acaba convirtiéndose en algo que traspasa esa mera vida para acabar formando parte de la leyenda de sus paisanos y coetáneos.

Suele suceder entonces que los propios hechos acaban desvirtuándose en parte, para conformar la leyenda en sí misma, que no siempre acaba siendo fiel al original.

Hoy llega hasta aquí uno de esos personajes, que en la vida real  tuvo un azaroso devenir durante el siglo XVIII por tierras inglesas, pero que acabó convirtiéndose en uno de los más populares héroes literarios del país.

Es probable que muchos de vosotros conozcáis al célebre Dick Turpin, pues de él hablo. En la literatura un trepidante bandolero aventurero siempre en busca de causas justas. Yo mismo recuerdo una novela ilustrada que era una de mis favoritas en mi adolescencia.

La pura realidad en cambio, resultó algo más prosaica. Richard Turpin, nació en Londres el 21 de septiembre de 1705. Hijo de un carnicero muy apreciado por sus vecinos, no siguió sin embargo el rumbo de su padre.

No vamos a hacer tampoco una reseña biográfica exhaustiva, pero el caso es que al final comenzó a juntarse con malas compañías de las que pronto acabó convirtiéndose en el líder.

Dick Turpin.Empezó así sus andanzas al margen de la ley, cazando ciervos en fincas privadas, robando carruajes y casas y también caballos. Con el paso de los años, fue adquiriendo popularidad y su apodo de Dick Turpin empezó a ser por un lado temido y por otro idealizado por parte de la población.

Sin embargo, para las autoridades se fue convirtiendo en el enemigo número uno. Más cuando, como no podía ser de otra forma por sus andanzas, acabó estando involucrado en algún que otro asesinato de personas que intentaron capturarle o por algún robo que no salió como debía.

Lo que estaba claro es que para 1730, Turpin y su banda eran los más famosos bandidos de los caminos que pululaban por Inglaterra. Pero poco a poco la presión de las autoridades iba dando sus frutos y para 1735 habían capturado a todos los miembros de su banda salvo a tres, entre los que estaba, curiosamente, el propio Dick.

Tiempo después, el acoso hizo que en 1737 Turpin se trasladara al condado de York, en donde se ocultó tomando otra identidad, la de John Palmer.

The Cock Inn.Al parecer estableció su principal refugio en una posada de la zona llamada “The Cock”, en la localidad de Sibson. Allí contaba con un escondite especial para él en una chimenea e incluso otro en el desván para su yegua.

De esa forma, cuando había patrullas por la zona, cabalgaba hasta allí para ocultarse mientras las aguas se calmaban y volvían a su cauce. Los dueños y parroquianos hacían la vista gorda por unas monedas, por lo que era un sitio ideal para ese fin.

Aunque su seguridad tampoco iba a ser definitiva, puesto que el magistrado local comenzó a sospechar de ese tal Palmer y ordenó hacer averiguaciones. Finalmente, en 1739 y considerándole sospechoso del robo de un caballo, fue capturado y encerrado en el castillo de York.

Fue entonces cuando las autoridades se llevaron la sorpresa de su vida, al interceptar una carta del recluso para un hermano y caer en la cuenta de que el señor Palmer no era otro que el buscadísimo Dick Turpin.

Conociendo este hecho, la corte se apresuró a preparar su juicio, en el que se le encontró culpable de diversos graves hechos, que motivaron su condena a muerte. La ejecución acabó teniendo lugar el 7 de abril de 1739.

Curiosamente, la muerte de Turpin le catapultó al territorio de las leyendas, donde acabó convirtiéndose en una versión romántica, aventurera y bienhechora de sí mismo.

William Harrison Ainsworth.Novela.En ese aspecto todo había comenzado en 1834, con una novela llamada “Rookwood”, subtitulada “La gran cabalgada de Dick Turpin”. Fue escrita por el inglés William Harrison Ainsworth (1805-1882) y en ella se narra una misteriosa y casi gótica historia, con romances, asesinatos y fenómenos sobrenaturales.

El personaje inspirado por nuestro protagonista, que de hecho se llama exactamente igual, tiene una destacada participación en la trama, aunque su momento estelar es en el que realiza una cabalgada nocturna a toda velocidad de Londres a York, casi 300 kilómetros, huyendo de las autoridades.

Lo cierto es que esa hazaña, se encuentra en el limbo de lo real y lo imaginario, puesto que algunas fuentes afirman que Dick Turpin llegó a realizarla con la compañía de su yegua. También hay controversia sobre el resultado de dicha carrera puesto que mientras que en alguna parte se menciona que el animal murió de agotamiento al llegar, también se dice que siguió acompañando a Turpin hasta que fue apresado.

Sea como fuere, esa novela fue la que dio origen al mito literario de Dick Turpin, que se iría agrandando con el tiempo.

Pero claro, supongo que a estas alturas os estaréis preguntando o estaréis echando en falta algo más en la historia, teniendo en cuenta dónde estamos.

Y por supuesto ese algo más existe. De hecho habéis tenido ya alguna mención. Porque para nosotros hay otra protagonista, sin la que Turpin tampoco hubiera sido el que fue. Se trata de “Black Bess”.

Black Bess.Así se llamaba la yegua favorita del bandolero y que le acompañó en sus andanzas desde que, al parecer, se la robó a un acaudalado hombre de negocios en un solitario camino.

Ella era la que se escondía en el desván de la posada y también la que, de ser verídica, le acompañó en la famosa e increíble cabalgada a York.

Y ambos, yegua y jinete, componen la icónica imagen de Turpin que ha llegado a nuestros días en la que uno no se entiende sin la otra.

En este punto, recapitulemos. Ya tenemos una historia, ahora también un animal, pero todavía nos falta algo más ¿No? La dosis de misterio.

Pues tranquilos que también la tenemos. Y eso es así, porque aparte de haberse convertido en uno de los personajes literarios y de leyenda más conocidos de Inglaterra. Dick Turpin también ha pasado a formar parte destacada de otra tradición muy inglesa. La de los espectros.

Tumba Turpin.Desde su muerte hasta nuestros días, se han registrado numerosos testimonios que afirman que existen determinados caminos solitarios en los pueblos más escondidos del condado de York, si bien con la modernidad cada vez quedan menos, en los que por las noches se puede tener un encuentro con el espíritu del bandolero, montado por supuesto en una Black Bess igual de fantasmal, que sigue recorriendo la zona sin descanso buscando incautos viajeros.

Especialmente se cita la zona de St. George’s Field en la ciudad de York y más en concreto un estrecho camino que circula por la ribera del río, como uno de los puntos con más apariciones.

Pero también incluso en condados más al sur como el de Warwick, existe una zona, atravesada hoy por la carretera A5, Watling Street, en la que ha habido reportes de encuentros con la fantasmal pareja en fechas tan recientes como 1926, 1927 e incluso 1979. Se trata del tramo que circula entre las localidades de Nuneaton y Hinckley.

De esta forma, el espectro de Turpin con todo su atavío, incluyendo su pistola, su característico sombrero en forma de tricornio y por supuesto acompañado por su inseparable yegua, ha pasado a tornarse en uno de los más ilustres de Inglaterra.

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