A veces descubres historias cuando te encuentras embarcado en el conocimiento de otras, lo que siempre resulta estimulante.

Es el caso de la que contaré a continuación, que localicé hace algún tiempo cuando estaba estudiando datos en la búsqueda de algunos detalles que me interesaban por otros temas diferentes.

Me topé con un suceso que me pareció muy curioso y que mentalmente anoté para citar en algún momento aquí.

Y ese momento ha resultado ser este, por lo que para ubicarnos en la historia diré que tiene que ver precisamente con la temática de mis dos últimas entradas: La posesión animal.

Como dije andaba yo mirando otras cosas cuando encontré este caso citado en el libro del conocido historiador y escritor José María Zavala, “Así se vence al demonio”, publicado en 2012.

Bakouma. Rep. Centroafricana.Los hechos sucedieron en la República Centroafricana y estaban enmarcados dentro de los rituales de un al parecer ancestral método de magia negra practicado en la zona conocido como “Pondori”, que resulta similar de alguna forma al más conocido vudú caribeño.

El testigo de primera mano fue un sacerdote a quien Zavala entrevistó para su libro y que le relató cómo tuvieron lugar los misteriosos hechos.

El padre Gaetan Kabasha lleva ya varios años ejerciendo su sacerdocio en aquellas tierras desde que fue ordenado en 2003 y durante todo ese tiempo le había tocado además practicar algunos exorcismos, por lo que no era ni mucho menos un novato en el contacto con los poderes oscuros.

Pero en esta ocasión hubo de enfrentarse a algo que a pesar de su experiencia todavía no había visto. Una buena mañana, el encargado de cuidar las ovejas del rebaño que poseían para sus cubrir sus propias necesidades apareció todo alarmado requiriendo su ayuda.

Al parecer el gran carnero macho que tenían como jefe del rebaño había muerto súbitamente, lo que había desconcertado al hombre pues aparentemente no encontró ningún signo de violencia externa y además el animal parecía encontrarse perfectamente el día anterior.

Gaetan Kabasha.Cuando para aprovechar la carne decidió despedazar al animal descubrió algo que le aterrorizó y por ello corrió en busca del padre Kabasha.

Del estómago del malogrado animal había extraído una enorme masa informe compuesta por grandes bolsas de plástico de las que se usan en los supermercados, perfecta y fuertemente anudadas entre sí, que resultaban en un tamaño mayor que el de una cabeza humana y un peso de dos Kilos.

Evidentemente era absolutamente imposible que el carnero hubiera podido tragar todo eso por error, ni siquiera por voluntad propia.

Uno de los trabajadores que les acompañaba les relató que en los barrios humildes de las proximidades cerca de la población de Bakouma, se habían dado ya varios casos similares, añadiendo un detalle importante, como que en todos los casos se había visto que aparecía un pequeño cordel que ligaba todas las bolsas.

Buscaron entre al amasijo de bolsas y efectivamente encontraron un cordel bien trenzado. Lo extrajeron con cuidado y el sacerdote lo puso a buen recaudo para poder estudiarlo mejor.

El sacerdote comenzó entonces su investigación hablando con unos y con otros y al final todos los testimonios le condujeron a darse cuenta de que en la zona la gente no tenía la menor duda en calificar los hechos como brujería y hasta pudo llegar a conseguir que le explicaran al detalle el ritual utilizado, el pondori, que mencioné al principio de la entrada.

Según todos le contaron, el responsable del hechizo ataba las bolsas en su casa con un cordel que preparaba para la ocasión y luego las colocaba en alguna de las trampas para animales salvajes que abundaban en la zona, pues los habitantes locales se alimentan también de la fauna salvaje.

Una vez hecha esta parte, el brujo se aproximaba al animal que hubiera elegido previamente por el motivo que fuera, en este caso el carnero, y desde media distancia lo apuntaba con una piedra en la que había enrollado un trozo del mismo cordel utilizado para ligar las bolsas.

Zavala y libro demonio.En ese momento, las bolsas que se encontraban en la trampa de la selva se trasladaban por medios satánicos hasta el interior del estómago del animal embrujado, mientras que simultáneamente un animal salvaje de similar porte caía atrapado en la trampa. Cuando el brujo acudía allí y daba muerte al animal capturado, también moría el que llevaba las bolsas en su interior.

Lo más espeluznante es que según todos sabían, una ligera variante de ese método se utilizaba también para embrujar a  humanos y en su caso llegar a provocarles la muerte, por lo que los sospechosos de conocer estas oscuras artes eran temidos y evitados por todos los habitantes de los poblados de la zona.

En el caso concreto del padre Kabasha, éste quedo desde luego muy impresionado por lo que pudo contemplar en su carnero y para prevenir decidió purificar el cordel que encontró y depositarlo en su capilla para conjurar cualquier resto maléfico que pudiera albergar, esperando así poner a sus ovejas a salvo. Cosa que al parecer consiguió pues no ha vuelto a sufrir problemas similares con ninguno de sus animales.

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