Hace unos días me escribía una amiga de fuera de España, adjuntándome una foto antigua de una misteriosa criatura que le había impresionado, con objeto de saber si conocía algo más sobre la historia que rodeaba a esa imagen.

Como así era le respondí con unas notas sobre el particular, lo que me da pie, como he hecho en alguna otra ocasión similar, para aprovechar y confeccionar una entrada para nuestro rinconcito del misterio.

Este caso se produjo precisamente en España, en la provincia de Gerona, en el año 1989 y la verdad es que tuvo bastante repercusión en su día, tanta que se acuñó hasta un nombre propio para el “protagonista” del suceso, que pasó a ser conocido como “El gnomo de Gerona”.

Según la versión inicial del caso, los hechos tuvieron su inicio cuando dos matrimonios amigos que se encontraban un domingo de septiembre haciendo senderismo en la ruta de Bañolas a Olot, se vieron de pronto sorprendidos por la aparición en el linde del bosque frente a ellos, de algo que desde luego no parecía normal.

De las cuatro personas, tan solo trascendió a la prensa la identidad de los dos hombres, llamados Mario Añaños y Juan Pujals.

Según sus palabras, cuando estaban instalados disfrutando de un refrigerio campestre, oyeron unos extraños ruidos que provenían de los alrededores del aparato de música que tenían funcionando.

Para su sorpresa observaron de pronto un pequeño ser de aspecto lejanamente homínido que se sorprendió tanto como ellos y emprendió una rápida huida hacia la espesura.

Dándose cuenta de que habían descubierto algo inaudito, los excursionistas salieron tras el ser y tras unas escaramuzas lograron atraparlo echándole una manta encima, mientras la criatura emitía unos sonidos que los testigos relataron similares a la risa de un anciano.

Uno de ellos lo metió en un gran tarro de cristal que llevaba y dentro lo transportaron a su domicilio. Al llegar, lo metieron en la jaula del periquito.

Pudieron así ver con más tranquilidad a su misterioso invitado forzoso. Tenía unos 12 centímetros de altura, su piel era suave y de un color mezcla de amarillo y azul. No tenía pelo y parecía poseer membranas entre los dedos al estilo de los patos. Sus brazos eran cortos y se mantenía en una posición bípeda.

En sus rasgos faciales destacaban unos expresivos y grandes ojos rojos y unas orejas parecidas a las de los conejos. Como dato físico adicional, presentaba un apéndice frontal que recordaba de lejos a un cuerno aunque se veía que no parecía tal.

Siendo ya la descripción externa bastante desconcertante, lo más impresionante es que en apariencia el ser daba muestras de una cierta inteligencia, pues miraba a sus captores como si intentara comprenderlos y a la vez comunicarse en cierta forma.

Si seguimos atendiendo al relato original, los hombres intentaron durante las 24 horas siguientes alimentar a la criatura con todo lo que se les ocurrió, pero no consiguieron que ingiriera alimento alguno, lo que ocasionó que muriera al día siguiente. En este punto ya aparece una primera variación en la historia, pues tiempo después, algunos medios la publicaron aumentando este plazo hasta los cuatro días, sin que esté claro cómo surgió esa diferencia.

Posteriormente la noticia se torna algo más confusa, pues se dice que el cuerpo acabó en manos del investigador Ángel Gordon, que aparentemente se lo compró a los descubridores. Sin embargo aquí de nuevo aparecieron dos versiones, pues mientras en algunos casos se decía que todavía lo había adquirido vivo, en otros se afirmaba que llegó a sus manos ya muerto.

El caso es que el investigador parece que sí estudió y fotografió al ser en busca de su identificación adecuada, consiguiendo incluso que fuera analizado por médicos como el doctor Luis Linares de Mula  o el norteamericano John Altshuler, quienes tampoco ofrecieron una conclusión inequívoca, si bien no consideraran a priori que fuera un animal que encajara con los conocidos, a no ser que se tuviera en cuenta alguna mutación o gravísima deformidad.

Como dijimos, el caso había adquirido una gran popularidad, ante el posible hecho de constituir una prueba de la existencia de un ser que parecía de cuento, tanto es así que mereció aparecer en el programa de televisión “En los límites de la realidad” que presentaba Andrés Aberasturi y emitía Antena3 (Encontraréis los vídeos al final).

Pero posteriormente comenzaron a conocerse otros detalles que aportaban todavía más confusión a la historia.

Según se supo en medios especializados y como contaba en su día mi buen amigo y notable investigador Josep Guijarro, parece que Ángel Gordon se puso en contacto inicialmente con Pedro Palao director entonces de la mítica revista “Karma7” con objeto de venderle la exclusiva de la notica a cambio de un suculento estipendio, pero el periodista, tras hacer analizar el espécimen por especialistas de la universidad de Barcelona, no quiso saber nada del tema.

Trascendió que le dijeron que casi con toda probabilidad se trataba de un feto deforme de algún animal de tipo bovino y que además tal como tenía las extremidades, era casi imposible que se pudiera desplazar con ellas y mucho menos correr ágilmente como pareció haber hecho huyendo de los hombres.

Posteriormente otro gran investigador como es Francisco Contreras, lograba llegar al que aparentemente fue el verdadero descubridor del ser, una vez muerto ya. Un hombre llamado Manuel Tello, que, eso sí, acabó pasando el ser a Ángel Gordon. Muy poco tiempo después, comenzó el auge mediático del caso.

Siguiendo ese hilo, Contreras intentó descubrir a los matrimonios originales, cosa que fue imposible, ni siquiera a través del programa de Antena3 en el que aparecían supuestamente y digo esto último porque incluso no quedó nada claro que al final los que aparecían en televisión no fueran simplemente actores.

Por todo ello, hoy en día la historia en su desarrollo presenta muchas más sombras que luces y a lo largo del tiempo se ha desvirtuado en gran medida, debido precisamente a las incongruencias y extraños movimientos detectados que pudieran apuntar más bien a un montaje interesado.

Eso no quita para que el ser existiera realmente y desde luego no haya sido convenientemente identificado nunca, aunque su origen tenga todas las papeletas para ser debido a algún tipo de malformación o disfunción genética de un ser conocido.

Los datos a fecha de hoy y con los años transcurridos, apuntan más bien a eso que hacia la historia del gnomo corredor y los casuales excursionistas, del inicio de la trama.

Pero como siempre, conocidos los datos, soy vosotros los que debéis formaros vuestra opinión.


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