Pocos seres tienen un lugar tan destacado dentro de la Criptozoología y el folklore misterioso como el famosísimo y casi entrañable Nessie.

Durante décadas ha sido el eje central de miles de elucubraciones y teorías, mientras su propia casa, el Lago Ness, ha sido a la vez un magnético punto de atracción para estudiosos, turistas y curiosos de todo tipo.

Lo mejor de todo es que la intriga permanece, porque con todo y con eso y a pesar de los avances técnicos y científicos de la actualidad, lo cierto es que hasta hoy nadie ha podido dar una solución irrefutable al misterio de la naturaleza real del esquivo Nessie.

Y precisamente digo hasta hoy, porque la noticia que ha saltado a todos los medios es que un grupo de científicos ha logrado identificarlo positivamente.

Bueno, ese es el titular con el que la gran mayoría de cabeceras presentan la sorprendente noticia y desde luego, tal cual, suena realmente contundente.

Pero ante algo así, lo mejor es no quedarse en los titulares e indagar algo más en los contenidos y a ser posible acudiendo a la fuente original. Veremos entonces que el aplastante “Sí” es más bien un “Sí pero”.

Comentemos pues los detalles. Todo ha venido después de que un grupo de científicos de diversas especialidades y nacionalidades, que se hacen llamar “Super Natural History” (Historia sobrenatural) y están liderados por el profesor e investigador Neil Gemmell, de la neozelandesa Universidad de Otago, han hecho públicos los resultados de un estudio que han estado realizando en las aguas del lago Ness.

Durante varios meses, el profesor Gemmell y su equipo se dedicaron a recoger muestras de agua en diversos puntos del lago, llegando hasta los 227 metros de profundidad. En total obtuvieron algo más de 250 muestras catalogadas.

Posteriormente, dedicaron otros meses más a analizar todo cuidadosamente en busca de material genético. Al final, entre unas cosas y otras, todo el trabajo les llevó un año completo. Cuando hicieron balance de los resultados, habían conseguido clasificar nada menos que unos 500 millones de secuencias de ADN individualizadas. Había principalmente cadenas correspondientes a piel, escamas, pelaje, plumas y también heces y orina.

Mediante la comparación con muestras plenamente identificadas, han llegado a la conclusión de que no parece haber evidencias de la presencia de saurios prehistóricos en el lago. De la misma forma, parece que otros candidatos que en alguna ocasión se han considerado, como grandes ejemplares de pez gato, esturión o incluso un animal marino como el tiburón boreal, también son descartados.

Sin embargo y con gran diferencia, el tipo de pistas que más apareció en sus estudios apunta a un animal concreto, que no es otro que la anguila europea de agua dulce, de la que se sabe que es un habitante habitual de esas aguas, pero según este trabajo, debe tener una colonia mucho mayor de lo que se estimaba.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que la especie autóctona no alcanza una longitud mayor a los dos metros, por lo que para poder ajustarse con precisión a muchas observaciones de testigos, deberíamos estar hablando de ejemplares gigantes que superaran los cuatro metros.

Animales de estas características sí podrían explicar muchos testimonios, pero habría que pensar de qué modo se hubiera podido producir la mutación o el cambio en la especie que determinara el brutal aumento de tamaño.

Sí es cierto al parecer, que durante la realización de los trabajos de tomas de muestras en profundidad, algún buzo dijo haber sentido cerca un animal como una anguila, con un grosor como el de una pierna humana y gran tamaño, pero tampoco se llegó a precisar mucho, toda vez que el fondo del lago es extremadamente turbio y la visibilidad es escasa, por lo que puede ser algo que apunte a complementar los datos de ADN obtenidos, en el sentido de llevar el protagonismo a una población de anguilas gigantes, pero sin verificarlos de una manera determinante.

En cualquier caso, cuando llegas al final del estudio, se puede ver que los propios científicos reflejan sus hipótesis meramente como eso, hipótesis, reconociendo ellos mismos que sus resultados no pueden tomarse por definitivamente concluyentes, aunque crean que efectivamente puedan apuntar a algún tipo de anguila gigante.

De la misma forma reconocen que a pesar de haber sido un esfuerzo importante, dado el tamaño del lago, que para que os hagáis una idea tiene más agua que todos los lagos de Inglaterra y Gales juntos, para poder ser bien concluyente debería haber sido mucho más exhaustivo y dilatado en el tiempo, contando con muchos más medios materiales y humanos.

Comentan que bien podría haber muestras en tal volumen de agua que estuvieran demasiado diluidas para sus equipos y por tanto no fueran reconocibles, o que hubieran obtenido algo, pero sin tener nada cercano o similar para comparar, tampoco sería reconocido. O que simplemente no hubieran logrado acertar en el punto concreto en el que tomar las muestras.

Otra cosa podemos decir de la catarata de medios que se han hecho eco del estudio, afirmando tranquilamente que el monstruo del lago Ness había sido por fin identificado. En fin, supongo que obviamente vende más un titular así que no uno que hable de una hipótesis, basada en un concienzudo y meritorio trabajo, desde luego, pero hipótesis al fin y al cabo, como sus propios autores reconocen honradamente y sin que se les caigan los anillos.

Aunque eso tampoco les ha impedido querer aprovechar su momento, claro. Debido a eso, para el próximo día 15 de septiembre anuncian la emisión exclusiva de un completo documental de dos horas en el que se podrá seguir todo el desarrollo del proyecto de la mano de sus protagonistas.

Dicho documental será emitido por el canal Travel Channel, para Estados Unidos y por Discovery Channel para Europa, así que si estáis interesados en una mayor información, ya sabéis.

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