El misterio que afrontamos ahora es bastante reciente. Se ha hecho popular en estos últimos días desde que saltó a la luz, como uno de esos retos virales a los que tan aficionados nos hemos vuelto todos.

En este caso la controversia viene de una fotografía aparentemente inocente, pero que obviamente tiene su punto inquietante de imposibilidad que es lo que a priori la hace atractiva.

No es que aparezca en ella algún ser misterioso o legendario que salga de las profundidades del infierno, pues por el contrario, el protagonista es un habitante muy conocido y extendido de los bosques norteamericanos como es el ciervo de cola blanca (Odocoileus virginianus).

En cuanto a la foto en cuestión, digamos que fue obtenida casualmente por una mujer llamada Jenny McMillan, en el jardín trasero de su propia casa, en la localidad de Huntington, perteneciente al norteamericano estado de Indiana.

Según cuenta ella, su finca linda con el bosque y está más que acostumbrada a ver todo tipo de fauna salvaje de la zona por sus alrededores. Ese día en concreto estaba por allí un grupo de ciervos de cola blanca y ella estaba disfrutando observándolos, cuando vio algo que le hizo parpadear dos veces.

Se fijó en un ejemplar en concreto que asomaba tras un árbol pero que, por increíble que pareciera, daba la impresión de ser invisible de medio cuerpo. Con rapidez pudo tomar su cámara e hizo una foto, que es la que se iba a convertir en viral de inmediato, cuando la publicó inicialmente en Facebook.

Por si no la habéis visto, antes de seguir adelante tenéis la imagen en cuestión bajo estas líneas para que comprobéis que realmente es curiosa.

En efecto, a primera vista lo que uno piensa es que el ciervo ha desaparecido de medio cuerpo para atrás y te hace pensar qué demonios estás viendo.

Desde esa publicación inicial, la foto fue saltando de persona en persona y de medio en medio, apareciendo y distribuyéndose también por otras redes sociales como Twitter o plataformas como la web El Dodo, haciendo que surgieran todo tipo de especulaciones.

Ante el revuelo, la propia señora McMillan tuvo que terminar por aclarar que ella es una señora mayor que no sabe nada de retoques fotográficos ni de Photoshop y que por supuesto no tenía ninguna intención de gastar bromas pesadas a nadie, sino que simplemente fotografió algo que pudo ver en su jardín casualmente y puso la imagen tal cual la obtuvo por lo extraña que le pareció.

Por supuesto, la gente quedó desconcertada pensando en cómo la mitad del ciervo podía haberse esfumado en el aire y una vez aceptada en general la no intervención de la señora McMillan en un fraude consciente, todo tipo de teorías y conjeturas salieron a la palestra, desde las intervenciones alienígenas a los portales interdimensionales, pasando por los fallos técnicos de la cámara.

Los hubo que incluso trazaron su propios esquemas gráficos para explicar cómo se produjo el misterioso momento, tal como los dos ejemplos que tenéis junto a estas líneas.

El primero pensó que el ciervo estaba en una espectacular y acrobática postura haciendo prácticamente el pino, postura desde luego de lo más adecuada para pastar, mientras que el segundo asumía que el animal era poco menos que un enano o una cría, eso sí, con la cabeza de un adulto.

Si me preguntáis por mi modesta opinión, fijándoos en el título de la entrada podréis intuir en qué sentido va, puesto que, efectivamente, en este caso para mí el misterio tiene poco recorrido.

Lo digo porque a poco que uno se fije en la foto puede comprender bien cómo se produjo. De entrada notemos que el terreno  no es plano, sino que hace una pequeña cuesta arriba hacia el fondo, Quedémonos con este detalle.

Ahora os pido que os fijéis en esta nueva ampliación de la foto que tenéis a la derecha y en concreto en la zona que he marcado en rojo.

Podréis ver cómo de la parte derecha del tronco del árbol sobresale un poco el cuerpo del ciervo. Lo hace además un poco por encima del nivel de la cabeza, lo que cuadraría perfectamente con la altura media del cérvido y especialmente con esa ligera subida del terreno a la que hacía referencia antes.

Por tanto para mí está claro que el ciervo en lugar de estar ubicado de una manera digamos horizontal al sentido de la foto, que es lo que parece crear el misterio, tiene en realidad la cabeza girada hacia su derecha, pero el cuerpo ubicado en vertical según el sentido de la foto y alineado con el árbol, como descubre esa pequeña porción que sobresale.

Eso y por encima de todo la oportunidad del momento en el que se hizo la fotografía es sin duda lo que produce en conjunto la sensación de ciervo volatilizado que a todos ha cautivado.

En cualquier caso y como siempre, sois vosotros los que debéis estimar qué os parece este caso y hacia que explicación os inclináis. Y como también digo siempre, que un misterio se pueda explicar no quiere decir en absoluto que no haya otros muchos que no.

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