Hoy en día, la tecnología, empezando por los omnipresentes teléfonos móviles, permite que haya testimonios gráficos de casi cualquier cosa y con una rápida difusión global gracias a las redes sociales.

También es cierto que dicha tecnología ha hecho, por el contrario, mucho más fácil y accesible para cualquiera la posibilidad de realizar montajes, eso hace que haya que andarse con mil ojos ante lo primero que te salte a la vista.

Sin embargo, no cabe duda de que cuanto más hacia el pasado vayamos las cosas pintaban bastante diferentes. Pocos casos y sucesos contaban con testimonios gráficos, pues era muy complicado que los testigos dispusieran de las herramientas necesarias en el momento preciso.

Y si ya eran pocos los que conseguían obtener imágenes o grabaciones, muchos menos lo que contaban con los conocimientos y equipamiento necesarios para realizar montajes y preparar historias.

Por ello, casi se suelen tener más en consideración cosas que nos lleguen de hace años que las actuales, donde literalmente es muy difícil fiarse a las primeras de cambio.

Viene eso a cuenta de unas misteriosas imágenes que llevan tiempo circulando por ahí y que aparentemente reflejan la existencia de seres extraordinarios en un tiempo a la vez tan lejano y tan cercano como los primeros años del pasado siglo XX.

Debemos situarnos en el oriental reino de Tailandia, cuando sus tierras boscosas eran mucho más misteriosas y casi de exclusivo disfrute de las clases nobles.

Los miembros de la realeza solían realizar expediciones de caza e investigación y entre ellos el príncipe Chakrabongse Bhuvanath, era uno de los principales aficionados allá por la primera década del mencionado siglo XX.

Por supuesto, entre los habitantes de esas remotas zonas, no faltaban las leyendas que hablaban de seres extraños y terroríficos, por lo que las incursiones de los acompañantes del príncipe tampoco eran mal recibidas en cuanto podían librarles de esos seres de pesadilla.

Y lo curioso es que al parecer y si nos guiamos por esas fotos que daban pie a esta entrada, tuvieron éxito en más de una ocasión, teniendo encuentros y logrando abatir no a una sino a diversas, increíbles y casi oníricas criaturas, que no se parecen a ningún animal nativo de esas regiones.

Os presento a lo largo de estas líneas, cuatro alucinantes instantáneas que en principio parecen representar otras tantas excursiones, pues varían las localizaciones y los personajes.

Las imágenes son las típicas de cualquier partida de caza de hoy en día, los hombres posando con sus trofeos, si bien es un detalle curioso que en ninguna de las fotos se puedan ver las armas con las que supuestamente habrán conseguido sus capturas.

Pero desde luego eso no es lo que más sorprende ante lo que nos hace mirarlas más de una vez para intentar descifrar qué estamos viendo o más bien, con qué demonios se toparon esos hombres, puesto que los animales que aparecen no tienen nada de normal y nos dejan boquiabiertos.

En principio, si en la imagen saliera por ejemplo un ciervo, nadie dudaría que son fotos auténticas y de la época, pero claro ante lo aparentemente imposible de la situación, hay que mirar un poco más allá.

Son fotos con todas las características técnicas de las imágenes de la época, en las que parece que el conjunto es coherente tanto por el grano, las luces, las posiciones de los hombres o el paisaje y quitando desde luego las criaturas que aparecen en ellas, de imposible calificación.

De entrada, no está nada clara la procedencia original de estas fotografías, no consta que hayan salido de algún archivo o recopilatorio histórico del país, ni está acreditada la fuente que las subió a la red por primera vez.

No constan entrevistas en medios de la época a participantes o testigos, mediante las que se pudieran sacar datos más precisos, no hay tradiciones orales posteriores que narren esas gestas o nos cuenten qué sucedió en esos bosques.

De ser un montaje, nos topamos con lo que hablaba al principio sobre los conocimientos técnicos que se precisaban y que hacían más difíciles las falsificaciones y además eran más fácilmente perceptibles.

También es cierto que dado que supuestamente procedían de actividades de la realeza, la clase dirigente, bien podría ser que dispusieran de los medios para ello o que se hiciera así buscando fines propagandísticos en la idea de subir puntos ante sus súbditos.

Sin embargo tampoco hay las más mínima referencia o indicio sobre tejemanejes de ese estilo en esos tiempos, en los que por otra parte nadie discutía la autoridad real, por lo que en la práctica tampoco necesitaban para nada campañas de imagen.

Otro punto que se ha estudiado es que el supuesto montaje fuera en realidad realizado en nuestros tiempos y con las herramientas de hoy en día, para hacer cuadrar todo como un caso real del pasado.

Hasta la fecha, nadie ha salido a reclamar su habilidad para realizar tales tareas, cosa que al final suele suceder en situaciones de este estilo, pues los autores generalmente acaban por querer reivindicar sus dotes.

Es verdad que las fotografías llegan incluso a recordar las películas de monstruos de serie B del Hollywood antiguo, pero como digo ningún aspirante a mago de efectos especiales ha salido a la palestra a confesar y ofrecerse con ello a los directores.

Sea como fuere, lo indiscutible es que esas imágenes existen, están ahí y nos retan a elucubrar si son un simple montaje o reflejan una extraordinaria realidad que desconocíamos y que nos hace preguntarnos si sigue presente o si también podría existir en otros lugares ignotos de nuestro planeta.

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