Ubicación en mapa.Siempre suelen ser interesantes las historias de fantasmas y el hecho de que los protagonistas no sean humanos les da un punto extra de sorpresa.

Esto sucede por ejemplo en el siguiente caso, ubicado como tantos otros de índole fantasmal en la sugerente Inglaterra.

Nos situaremos en concreto en el condado de Essex, que se encuentra al Este de Londres y más exactamente en la pintoresca localidad de Ingatestone, que cuenta con algo más de 4.000 habitantes.

Existe allí desde hace muchos años un típico albergue-pub inglés con el aspecto que todos podemos tener en la cabeza y que responde al nombre de “Star Inn”. Es muy popular en el pueblo y si entramos a tomar un refrigerio, hay algo que nos llamará la atención rápidamente.

Sobre la barra, nos salta de inmediato a la vista una cabeza de perro de peluche, que se halla allí colgada como presidiendo el lugar.

Sin saberlo acabamos de conocer a nuestro protagonista, pues esa cabeza está ahí colocada en su memoria. Se hizo muchos años atrás para recordar a “Essex”, un perro que habitó el lugar y que recibió el mismo nombre que el condado.

El can vivió entre los años 1900 y 1914. Era de raza Bull Terrier y como a ella corresponde, en vida fue un fiero guardián del local y protector de sus propietarios. Incluso, algo normal en aquellos años, llegó a adquirir una cierta fama como perro de pelea, no perdiendo en ninguna de las que participó.

Cabeza Essex.Siendo no obstante muy afectuoso con sus propietarios, éstos mandaron realizar en su honor la cabeza de peluche que ahora se puede ver en el pub, cuando el animal murió ya anciano.

Sin embargo, a tenor de los testimonios de los sucesivos propietarios del pub a partir de entonces, parece que el animal decidió seguir siendo fiel a su casa después de la muerte y continúa protegiéndola.

Digo esto porque según se cuenta el fantasma de Essex sigue vigilando el pub y en varias ocasiones se han relatado fenómenos como temperaturas por debajo de lo normal, ruidos de animales invisibles al trote o algún que otro vaso caído inexplicablemente.

Ni que decir tiene que los habitantes del lugar están convencidos de que el fiel animal sigue cumpliendo su cometido y el pub convive ya con su leyenda dentro de la mayor normalidad.

Pero si la gente asume con tranquilidad esa presencia, los animales no lo tienen tan claro. Al parecer no es fácil que un cliente cualquiera haga entrar al lugar a su perro si lo acompaña, pues se muestran en general tremendamente reacios a entrar en el local aunque se les permita la entrada.

Señal entrada localidad.De hecho el propietario anterior al actual parece que vivió varios episodios nada agradables con su propia perra, que siempre que se veía obligada a pasar cerca de la zona en la que se halla la cabeza de peluche, erizaba el pelo, metía la cola entre las piernas y gruñía amenazadoramente hacia algo que solo ella era capaz de percibir.

Y para rematar la historia hay otro punto que resulta cuando menos curioso. Según dicen las estadísticas y los lugareños, los pubs de la zona y sus localidades vecinas han sido habitualmente puntos con un especial atractivo para los amigos de lo ajeno.

Pues bien, entre todos ellos hay uno y solo uno que nunca ha recibido tales indeseadas visitas. ¿Adivináis cuál? Por supuesto, el “Star Inn”. Tal vez sea únicamente una casualidad o tal vez se deba a su singular vigilante, quién sabe.

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