Hay quiénes, como tantos que tengo el placer de conocer, se dedican a salir a la busca del Misterio intentando tener un encuentro que les permita saber y conocer algo más, sobre todos esos fenómenos que no nos cuadran pero que están ahí.

Pero el Misterio es muy caprichoso y tiene sus propias reglas que todavía no hemos llegado a desentrañar, por eso en muchas ocasiones no se presenta ante ninguno de esos entusiastas buscadores, sino que se deja ver precisamente por aquellos cuya última intención era buscarlo.

A esta categoría pertenece la historia que os traigo hoy. Le sucedió hace tres años a una residente de la localidad de Wythall, perteneciente al condado inglés de Worcester y muy cercana a la más conocida ciudad de Birmingham.

Sue con Mia.Un día de finales de octubre de 2015, curiosamente cerca de la noche de Halloween, Sue Radigan, de 49 años, salió como tantas otras tardes a pasear con su querida perra “Mia” un precioso e inteligente ejemplar de raza pastor alemán.

Ese día, aunque estaba ya por anochecer y dado que era aficionada a la fotografía, llevaba consigo su cámara con la esperanza de obtener algunas fotos buenas de Mia entre las hojas otoñales a la caída de la tarde, por eso atravesó por un parque que se encuentra cerca de su domicilio.

El paseo transcurría de la manera habitual hasta que en un momento dado, ya con las sombras de la noche cayendo sobre ellas, Sue se dio cuenta de que la perra se había quedado completamente inmóvil con la vista fija en algo que solo ella parecía ver pues la mujer no distinguía nada concreto.

Al pronto, el can comenzó a ladrar nerviosa sobre ese punto concreto, girando y mirando a Sue como si esperara alguna reacción por su parte, a la vez que volvía constantemente la vista sobre esa ubicación y continuaba ladrando.

Sue y Mia.La mujer se extrañó un poco, dado que normalmente Mia era muy tranquila y era muy raro que se pusiera a ladrar, por lo que caminó hacia ella. Mientras se acercaba, Sue, un poco a tontas y a locas dado que ella seguía sin ver nada que pudiera alterar así a su perra, disparó una foto y en esas llegó al fin junto al animal.

Con su llegada la perra se calmó un poco y la mujer decidió dar allí por finalizado su paseo  y regresar a casa, con la Mia todavía volviendo atrás la cabeza hacia el punto en cuestión durante unos centenares de metros.

Al llegar, con las cosas de la casa y preparando la cena, olvidó el incidente, hasta que después de cenar decidió repasar las fotos que había hecho. Encontró alguna de Mia que le gustó, pero desde luego lo que no esperaba era la sorpresa que había en una de las fotos.

Y sí, era evidentemente aquella que hizo casi sin darse cuenta cuando su perra estaba ladrando a algo invisible. Se quedó de piedra ante lo que tenía ante sus ojos.

Porque lo que allí parecía verse era sin duda lo más parecido a un grupo de fantasmas que ella había visto nunca. En esa inquietante foto, se apreciaba a Mia mientras ladraba, pero ahora resultaba evidente a qué lo hacía, pues a su izquierda aparecía ante el objetivo algo como si fuera una pareja de ancianos, paseando un perro.

Foto fantasmal.

Por descontado, por más que se esforzó, Sue no recordó haber visto absolutamente nada ni nadie en ese punto cuando llegó a por su perra, por lo que quedó anonadada por el resultado obtenido con su fotografía.

Desconcertada, al día siguiente fue a visitar a un amigo suyo, de nombre Gary, al parecer más entendido en temas de fotografía y ordenadores, para que le diera su opinión.

Airedale Terrier.Junto a él realzaron y dieron más luminosidad a la foto de Sue y ambos quedaron alucinados con la imagen pues todavía se veía con más nitidez la presunta aparición. Incluso se diría reconocible hasta la raza del perro, que parece un ejemplar de “Airedale Terrier”.

Sue. con su fotoNo fueron capaces de explicar cómo se había producido esa imagen ni qué era lo que realmente tenían allí, pero sea como fuere, el caso es que la historia de Sue acabó por llegar a los medios locales en donde de inmediato alcanzó repercusión, de tal forma que al final hasta prensa nacional británica se hizo eco de la noticia.

Bien es cierto que la mayoría de medios la tomaron más como una curiosidad que como algo significativo y tampoco que se sepa se realizaron estudios más profundos sobre la foto y sus circunstancias, por lo que con el paso del tiempo, el encuentro de Sue con lo desconocido ha quedado como otra de esas chinitas inexplicables que abundan en el camino y que hacen que los buscadores a los que aludía al principio continúen en la brecha, sabedores de que el Misterio sigue oculto a la vuelta de la esquina.

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