No faltan hitos geológicos que nos fascinan por su singularidad y que en ocasiones nos invitan además a pensar en asuntos misteriosos como explicación a los mismos.

Lo que prosaicamente podría achacarse sin más problemas a la pura acción del tiempo y los elementos, acaba teniendo otros significados al tiempo que se crean las leyendas.

Supongo que habréis deducido que uno de esos curiosos hitos es nuestro protagonista del día y por supuesto acertáis.

Comencemos pues nuestra aventura. Lo haremos cogiendo un vuelo virtual hasta la exótica Tailandia, para una vez allí encaminarnos a su provincia más joven, Bueng Kan, ubicada en el extremo noroeste del país.

En la profundidad de la jungla, enclavadas dentro del parque natural de Phu Sing, existe allí un grupo de formaciones rocosas que desde tiempos inmemoriales han hecho volar la imaginación de los locales y hoy en día de gran parte del mundo, pues se han convertido en una atracción turística de primer nivel internacional.

Hablo de una rocas muy especiales denominadas allí como “Hin Sam Wan”, lo que vendría a ser como “Las tres ballenas”.

Son un grupo de dos grandes rocas y una un poco más pequeña, que los estudiosos datan de hace unos 75 millones de años y se cree que se formaron merced al movimiento de las placas tectónicas de la Tierra a partir de sedimentos del cercano río Mekong.

Lo curioso de las mismas es que vistas en perspectiva aérea, dan realmente la impresión de ser una familia de ballenas nadando en el mar, de ahí el nombre con el que todos las conocen.

Para llegar a ellas es necesario viajar primero en coche o furgoneta hasta un punto en la espesura a partir del que se hace a pie la última parte del recorrido, que lleva un buen trecho, pero desde luego el paseo merece la pena.

El bellísimo entorno natural circundante, con bosques, ríos, cascadas, cuevas y hasta aguas termales, ayuda además a que el conjunto completo resulte memorable, especialmente si subes a lomos de alguna de las “ballenas” grandes hasta llegar a su cabeza y disfrutar de las vistas. A la pequeña no se permite subir por ser más estrecha.

Todo el mundo se maravilla al pensar cómo la Naturaleza ha podido labrar formas tan precisas, hasta el punto de que existen leyendas que hablan de los dioses como autores de las formaciones, como recordatorio de su estancia.

Alguna otra versión añade el detalle de que también lo hicieron para que fueran como unos indicadores o brújulas señalando el camino a seguir para llegar al río y por tanto al agua vital.

Por si fuera poco, tampoco han faltado a lo largo de los años testimonios de personas que han dado cuenta de fenómenos extraños en las inmediaciones, como por ejemplo la aparición de orbes en fotografías o vídeos de turistas, que normalmente no se perciben a simple vista.

Hasta algún reporte de avistamiento OVNI se ha recogido en los cielos de la zona, dando pie a otra teoría que indica que las rocas eran en realidad pistas de aterrizaje para naves exploradoras, facilitando la incursión en la frondosa jungla.

Sea el caso que sea, lo cierto es que en los últimos años Hin Sam Wan ha ido ganando peso como destino turístico y cada vez son más lo que visitan ese lugar, al que en ningún caso se le puede negar su belleza y singularidad.

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