Nadie que haya tenido o tenga mascotas es ajeno a la gran afinidad, a la increíble y estrecha relación en muchos casos, que llega a construirse con nuestros animales de compañía.

Ya sean los comunes perros y gatos, o cualquier otro animal con el que podamos sentirnos identificados, lo normal es que acaben siendo para nosotros como uno más de la familia.

El único problema es que eso tiene también una parte muy mala cuando llega el momento en que se nos van, pues el sentimiento de pérdida llega a ser realmente fuerte.

Por ello no parece descabellado pensar que esa unión entre humanos y animales pueda llegar a trascender este plano de existencia y de alguna forma mantenerse más allá.

Eso muy bien podría ser la causa de las historias que de cuando en cuando salen a la luz en las que personas de todas las partes del mundo manifiestan creer haber vuelto a tener contacto con su amigo animal después de su tránsito.

Algo así ocurrió también en el caso que hoy nos ocupa, que tuvo lugar hace un par de años, a principios del verano de 2018.

Fue a mediados de junio y los protagonistas de la historia son una mujer que en esas fechas contaba con 44 años, llamada Michelle Creighton y su perro “Oakley”.

Michelle reside en la canadiense provincia de Manitoba y su perro, al que estaba estrechísimamente unida y crió desde cachorro, era un precioso gran danés de color negro, que contaba con seis años de edad. Lamentablemente si hablo del mismo en pasado es porque entonces, en junio de 2018, el infortunado can llevaba algo más de dos meses fallecido.

Ni que decir tiene que la mujer no había podido superar todavía la prematura pérdida de su amigo de cuatro patas y no estaba pasando por su mejor momento. Durante las primeras semanas no había levantado cabeza y todo en la casa le recordaba a Oakley.

Había enterrado al animal en su jardín trasero y eso le hacía sentir que todavía estaba allí, aunque ya no pudieran compartir las horas como antaño. Pero un día cualquiera el misterio iba a llamar a su puerta en la forma de una posible visita del todo inesperada.

Ella estaba en su salón a la caída de la tarde viendo la televisión, cuando de pronto al mirar hacia las corridas cortinas vislumbró una sombra difusa como de algo que estuviera al otro lado. Cuando la sombra adquirió nitidez hasta crear una silueta clara, Michelle tuvo que frotarse los ojos para poder creer lo que sus sentidos percibían.

Por desconcertante que pareciera, lo que desde el otro lado de la cortina proyectaba una sombra bien definida daba la impresión de ser un gran perro y esa silueta en concreto no podía ser otra que la de su querido Oakley.

Con la sorpresa y la emoción reflejadas en su rostro, la mujer tuvo una repentina idea y rápidamente fue a por su cámara, logrando hacer unas fotos, después corrió hacia el ventanal y corrió las cortinas, pero entonces toda la ilusión se desvaneció pues allí no había nada.

De inmediato volvió a cerrarlas, pero ya no había tampoco sombra alguna, ni nada que pudiera explicar el repentino fenómeno que había experimentado.

Lógicamente quiso compartir con su círculo cercano lo vivido y de unos a otros la historia acabó llegando a la prensa y a Internet.

Según manifestó a los medios la propia Michelle, se le puso toda la piel de gallina y no tuvo la menor duda de que lo que había observado era su fiel perro, que de alguna manera se las había arreglado para que supiera que estaba allí y seguía cuidando de ella.

Para muchos, su historia fue simplemente producida por un reflejo apropiado, haciendo el resto su propia mente y sin que hubiera mayor misterio. Sin embargo la protagonista de la historia no ha variado su opinión y sigue pensando que lo que vio no podía ser otra cosa que su amigo Oakley desde el otro lado.

Para Michelle, aquel encuentro le devolvió la tranquilidad y por tanto decidió tomarlo como una señal de que él está bien y está donde debe estar, en casa con ella. Por eso afirmaba también que había vuelto a sonreír y de hecho no había dejado de hacerlo desde entonces, sin que haya dejado que nada supere ese sentimiento. Michelle afirma que la energía de Oakley sigue allí y eso le da fuerzas.

Esto es lo sucedido, aunque seguro que echáis de menos un detalle. A lo largo del texto, habréis podido ver fotos de los dos protagonistas de esta historia.

Ahora, para poder completarla de una manera más adecuada, tenéis aquí la foto obtenida por Michelle en la que más claramente parecería observarse la silueta de su perro.

Mirad tranquilamente y pensad qué habríais visto vosotros en ese momento o qué veis ahora. Como siempre, la opinión es vuestra.

Etiquetas:

Categorías: FantasmasMamíferosMascotasPerros