En la entrada anterior os descubría al misterioso Caith Sith escocés. Ese gato esquivo que aparentemente pulula oculto por ahí en las tierras altas.

Pues bien, como curiosidad os debo decir que no es el único ser ese estilo que parece estar dispuesto a darnos un buen susto si nos adentramos por algún camino solitario en aquella bella zona.

Lo cierto es que el legendario minino tiene un “primo” también relacionado con nuestras más directas mascotas, ya que en este caso se trataría de un enigmático can.

Tiene incluso un nombre similar, pues en este caso hablaremos del “Cù Sith”, que en similitud con su equivalente gatuno, sería algo así como “Perro de las Hadas”.

Siguiendo con los datos parecidos, este canido también sería de un tamaño bastante mayor de la media, pues las descripciones dicen que llega a ser tan grande como un toro joven, con un marcado color verde oscuro y un pelaje largo y espeso, que le confiere el aspecto de ser como de musgo.

Otra característica fácilmente visible es su peluda cola realmente larga. Tanto lo es que cuentan que no es raro observar que la lleve enrollada en su propia espalda.

Como en el caso del Cait Sith, su territorio son los extensos páramos y las zonas rocosas en las que encuentra su guarida gracias a las oquedades y grietas existentes.

La característica principal que hace que este perro sea temido por todos es su asociación con la muerte, de la que se dice es su mensajero. En efecto, la leyenda habla de que aparece para llevarse las almas de los que van a morir. Por ello, los habitantes de aquellos agrestes parajes procuraban resguardarse en sus casas a la caída de la noche para evitar que semejante mensajero les pudiera sorprender.

Se dice además que ni siquiera basta con no cruzarse en el camino del can, puesto que en las oscuras noches, cuando sale de caza y patrulla, hay ocasiones que emite unos aullidos desgarradores, siempre en grupos de tres, que pueden ser oídos a muchos kilómetros de distancia.

El problema era que si tenías la desgracia de escuchar los dos primeros, más te valía hacer todo lo posible para no oír el tercero, puesto que si no podías evitarlo, ese tercer aullido te mataría al instante de puro pavor.

Todo eso hacía que en laguna ocasión se formasen partidas de valientes, que intentaban salir a su encuentro para proteger a los suyos, pero sin que haya relatos de heroicas victorias contra la bestia.

Por si esto fuera poco, las historias tradicionales todavía mencionan otro siniestro comportamiento del Cù Sith, relacionado en este caso con las mujeres que acababan de dar a luz.

Al parecer, a las mujeres lactantes más les valía también estar a buen recaudo durante las oscuras noches del páramo, puesto que si no lo hacían, el perro las sorprendería y las secuestraría, llevándoselas a lo más recóndito de la zona, a los conocidos como “montículos de hadas”, con el objetivo de que sirvieran de amas de cría amamantando a los hijos de estas últimas, conocidos como daoine sith.

Son por tanto el Cù Sith y el Caith Sith, dos criaturas realmente parecidas en cuanto a lo que representan y cómo han calado en la tradición escocesa, no dejando de ser curioso que ambas sean encarnadas por dos animales tan cercanos a nosotros como el perro y el gato, que normalmente representan algo más amistoso y amigable, aunque desde luego no en esta ocasión.

Así que, si ya en la anterior entrada os prevenía si salíais a pasear por algún camino solitario de aquellos parajes escoceses, no fuerais a toparos con el Caith Sith, me temo que ahora debo preveniros todavía un poco más y si antes os recomendaba llevar un ojo bien abierto, ahora espero que llevéis los dos, que nunca se sabe.

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