Quedan todavía en muy diversos puntos de la geografía mundial puntos concretos donde no se sabe muy bien por qué el misterio se hace muy presente.

Y dentro de todos los hay particularmente extraños por la fenomenología que se produce en ellos. Hoy quiero hablar de uno de estos puntos.

Para ubicarnos hemos de viajar hasta Escocia, tierra por otra parte que rebosa de lugares y hechos misteriosos. Una vez allí, nuestro destino se halla al Oeste, dentro del Consejo de West Dunbartonshire. Se trata del pueblo de Milton un idílico lugar rodeado de verdes tierras.Overtoun House, Milton

Fue allí donde hacia 1860 un rico propietario llamado James White se fijó en unos bonitos terrenos a las afueras del pueblo y los adquirió para construirse una residencia de estilo victoriano que a la postre resultaría francamente espectacular y que sería conocida como “Overtoun House”.

Es en esta propiedad donde se halla el punto concreto que conserva su especial unión con el misterio. El mejor camino de entrada se topaba con el cauce del río Clyde, por lo que se decidió construir un puente que, manteniendo el estilo general de construcción, salvara el obstáculo acuático y permitiera el acceso a la residencia. Es el conocido como “Overtoun Bridge”.

El puente se construyó con tres ojos y torretas a los lados. Un alto pretil de un poco más de un metro de alto protege los laterales. El conjunto encaja perfectamente con la residencia principal y es exactamente en este puente donde se producen los fenómenos extraños.

Overtoun Bridge, pasoPero, ¿Qué tipo de fenómenos? Pues algo tan extraordinario como el hecho de que a partir de la década de 1960 se han reportado decenas de casos de perros que al pasar por el puente se han abalanzado hacia el río de improviso y sin pensarlo (siempre desde el lado derecho en el sentido de la marcha hacia la mansión), hallando la muerte en muchos casos, como en una siniestra ceremonia de suicidio.

De hecho en los últimos 50 años se contabilizan cerca de 70 perros “saltadores” con algún caso ciertamente increíble como el del testimonio de una persona que vio como su perro se tiraba, bajó corriendo al río y lo logró rescatar herido, pero cuando lo subía de nuevo se le escapó de los brazos y ¡se volvió a tirar! (Afortunadamente cuentan que el perro logró sobrevivir).

Cuando con el paso de los años y la abundancia de testimonios el tema ya era de dominio y discusión pública, se comenzó a investigar más en profundidad y el tranquilo pueblo de Milton vivió una época de constantes visitas de gente de ciencia, reporteros y curiosos de todo tipo.

Como primeras teorías se buscaron anomalías de tipo magnético, ultrasónicas e incluso eléctricas, pero no se encontró nada relevante en los estudios realizados.
Posteriormente, un especialista en comportamiento animal, el Dr. David Sands, realizó unos estudios que llegaron a convertirse en el origen de la teoría más aceptada oficialmente para explicar la casuística relatada.

Overtoun Bridge, pretilEl profesor observó estudiando los testimonios de los testigos que había una preponderancia de razas afectadas por el fenómeno, eran razas como por ejemplo el Border Collie, de perros pastores y cazadores. Pensó por tanto que quizá el sentido del olfato, muy desarrollado en todas estas razas, pudiera estar en el origen del problema.

Buscando posibilidades en los animales del entorno, detectó que desde los años 60, más o menos cuando comenzaron a detectarse casos, la zona del río Clyde se había convertido en hábitat del visón americano (Mustela Vison), introducido en Europa para usos peleteros, pero altamente invasivo y adaptable por lo que habida cuenta de que siempre se producían fugas en las granjas, no tardó en ir colonizando los nuevos territorios que se le ofrecían.

Este mustélido tiene la particularidad de segregar para marcaje una sustancia parecida al almizcle y como este de un fuerte olor. Al investigador se le ocurrió que quizá los perros pudieran sentirse irremediablemente atraídos por ese aroma, toda vez que además era una especie nueva en el entorno.

Llegó a realizar un experimento del que la televisión escocesa realizó un documental: “The dog suicide bridge” que circula por los cauces habituales de Internet. En dicho experimento presentó a diversos ejemplares de las razas más destacadas para el caso, unas bolsas opacas separadas entre sí y en las que ocultos a la vista había “esencia” de ratón, ardilla y visón respectivamente. Pues bien, con una diferencia abismal, los perros se acabaron dirigiendo casi sin excepción hacia la bolsa que contenía el olor del visón.

Determinó así que los perros se habían sentido atraídos por el olor de los visones y dado que el pretil del puente por su altura y opacidad les impedía ver la caída existente, pensaban que el terreno llano continuaba tras el murete y sin más saltaban para perseguir al animal que creían se ocultaba detrás.

Con esto desde el punto de vista digamos convencional se dio por explicado y cerrado el asunto. A esta teoría no tardaron en sumarse con entusiasmo blogs y publicaciones de los llamados “escépticos” aceptando a pies juntillas esa explicación y demostrando una vez más con qué rapidez se pretende siempre eliminar el factor misterio de la ecuación.

No hay duda de que la teoría del profesor Sands suena bastante coherente y parece buena para el caso que nos ocupa. Ahora bien, si aplicamos ese espíritu científico y estricto que tanto piden los escépticos a los demás, nos daremos cuenta de que también presenta algunos puntos sin aclarar como para ser tomada por una verdad matemática, como he visto considerarla por ahí por algunos que escriben muy ufanos de sí mismos y encantados de haberse conocido.

Overtoun Bridge, OjosEn primer lugar, si tratamos con un perro pastor o de caza al que se le está otorgando la cualidad de tener un magnífico olfato, cosa que es cierta, y damos por hecho que el visón americano genera una sustancia de fuerte aroma, me resulta bastante extraño aceptar que todos esos perros de gran olfato no fueran capaces de detectar ese aroma justo hasta estar encima del puente, cuando lo lógico es que lo olfatearan ya desde antes de llegar a cruzarlo (no es un puente tan largo ni tan alto como para evitarlo) y dado que en contra de lo que la teoría parece aceptar sin más, los perros no son idiotas, habrían sin duda corrido hacia la fuente del olor bajando hacia el río por la ladera antes de llegar al puente y no esperar hasta estar encima para hacer una suerte de salto del ángel perruno.

Sin embargo, los testimonios no mencionan ese comportamiento y sí por contra el salto súbito al vacío desde el puente.

Por otro lado, Overtoun Bridge no es ni por asomo el único lugar del mundo donde se pueden encontrar visones americanos y más ahora cuando aparte de su distribución geográfica original, tras su introducción artificial se ha extendido por muchas zonas de Europa, incluida España, desplazando al más pequeño y autóctono visón europeo (Mustela Lutreola).

Lo que quiero decir es que si la asociación de causa y efecto que defiende la teoría del profesor Sands estuviera tan meridianamente clara debería haber más casos similares en otras partes del mundo, pero por más que he intentado informarme e investigar no he encontrado ninguna otra zona o lugar en el mundo que haya saltado a la fama por producirse allí una casuística similar con la cantidad de casos y el dilatado plazo temporal que se da en Milton, donde tampoco existen unas características geográficas o de cualquier otro tipo tan increíblemente específicas que no se pueda encontrar alguna ubicación en alguna otra parte que se pueda considerar parecida y donde en buena lógica esos fenómenos deberían repetirse con la misma frecuencia.

Pero resulta que los casos de perros “saltadores” sólo se dan en Overtoun Bridge, al menos en lo que he podido conocer y preguntar.

Y todo ello sin tener en cuenta que nuestro visón europeo, también posee sus propias glándulas de marcaje y aunque no tan fuerte como las de su primo americano, no dejan por ello de impregnar sus marcas de olor, pero tampoco en hábitats del visón europeo se han detectado comportamientos en los perros tan extraños como los de Milton.Visones

Pero todavía hay incluso algún otro aspecto no demasiado claro que se deriva esta vez de la propia visión del vídeo del experimento. En primer lugar hay que hacer notar que la totalidad de casos reportados hacían referencia a gente que paseaba con sus perros y pasaba por el puente, es decir que no estaban preparados de antemano para buscar ningún rastro ni animal.

Sin embargo en el vídeo se ve claramente que los perros están ya en estado de excitación y preparados para buscar aún antes de ser soltados y que lo son expresamente para que realicen esa elección incluso animados por el doctor y su personal de apoyo al lado de los recipientes, lo que ya de entrada dota de una cierta artificialidad al experimento.

En segundo lugar no creo que se pueda decir que ninguno de los animales salga alocadamente hacia el recipiente del visón con un ímpetu tal y de una manera tan imprevista (como sucede en los casos descritos) que permita deducir que de haber habido allí un puente habrían saltado sí o sí. De hecho se ve como varios de los perros hacen lo habitual que es ir avanzando en círculos cada vez más cerrados a medida que sitúan la fuente del olor para acabar llegando hasta allí, pero sin que se observe locura ninguna.

Aún así no quiero decir con esto que la teoría de marras no pueda ciertamente ser la explicación a tan extraño fenómeno, sino simplemente que para hacer honor a esa exactitud y rigor con la que se ha pretendido construir y con la que nos la han vendido, o dicho de otra forma, antes de elevarla a los altares del “ya está todo dicho”, se debería haber hecho lo posible para despejar más allá de cualquier duda esos flecos sueltos y ciertamente relevantes que mientras existan te dejan un regusto a que en realidad no está todo explicado aún al cien por cien.

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