Cuando hablamos de grandes simios misteriosos de aspecto homínido, a todos nos vienen a la cabeza de inmediato tanto el Yeti como Big Foot (conocido igualmente con el nombre de Sasquatch), pues hemos leído, oído y visto sobre ellos en innumerables libros y artículos o programas de radio y televisión.

Ahora bien, lo que no es tan conocido es que en la lejana Australia ambos tienen un primo, que para los habitantes del país resulta igualmente familiar y al que desde tiempo inmemorial conocen como “Yowie”.

Cuando los primeros europeos comenzaron a llegar y establecerse en la isla, comenzaron también a escuchar y conocer las historias y leyendas de los habitantes originarios y entre ellas pronto oyeron hablar del Yowie. Y pronto también empezaron a difundirse testimonios de encuentros con la misteriosa criatura protagonizados ya por los recién llegados.

Los casos han llegado hasta nuestros días y siguen el patrón de toda la casuística sobre el Yeti y Big Foot, en el sentido de que se han producido numerosas apariciones y ante testigos de muy diversa índole, habiéndose recabado todo tipo de información no definitivamente concluyente como vestigios diversos del estilo de señales en árboles, restos de comida, posibles utensilios o refugios, huellas de pisadas o numerosas fotos y algunas filmaciones, si bien la mayoría de unas y otras bastante confusas.

Mapa de Australia.Habiéndose producido encuentros por todo lo largo y ancho del país, hay una región australiana que presenta estadísticamente la mayor cantidad de casos y es la región de Queensland, que se ubica en el Este de Australia. Y dentro de ella hay otra región más pequeña denominada Springbrook, que tiene el record de avistamientos en el registro histórico.

Justo debajo de Queensland encontramos Nueva Gales del Sur, la otra región con gran número de casos y algunos de los más llamativos.

Si pasamos a intentar describir cómo es un Yowie aglutinando la información de las decenas de testigos, veremos que efectivamente podríamos pensar en una relación de parentesco lejana entre este posible simio y los mucho más conocidos Yeti y Big Foot, pues en general se le describe como una especie de gorila que camina más erguido, de pelo largo y espeso y tonalidades marrón muy oscuro.

Su altura varia, pero la escala estaría entre los dos y los tres metros y medio. Parece ser también que su nariz resalta bastante en la cara y es grande y ancha sin ser larga. Su cuello es corto y fuerte, mientras que sus brazos son proporcionalmente más largos de lo que cabría esperar mientras que sus pies son más grandes que los humanos. Se podría decir además que aparentemente, al igual que otros simios, su espectro de alimentación es omnívoro.

En cuanto a su comportamiento hay de todo puesto que existen testimonios que apuntan hacia una conclusión pero también hacia la opuesta, por ello mientras unos están convencidos de que el Yowie es una criatura tímida y asustadiza, otros en cambio la consideran agresiva y peligrosa.

Si hablamos de encuentros que llegaron a tener gran repercusión en los medios locales, alcanzando también a saltar a los internacionales, podríamos resaltar por ejemplo un caso ocurrido en 2010 en una zona residencial de la propia capital del país, Canberra, en Nueva Gales del Sur, cuando un ejecutivo se llevó el susto de su vida al encontrarse de cara con un Yowie en su propio garaje cuando iba a sacar su coche por la mañana.

Según su testimonio, sobreponiéndose al miedo inicial intentó incluso comunicarse con él sin resultado y la criatura en segundos salió a la carrera y desapareció en un bosquecillo cercano. Quedaron algunas señales en su coche aunque tampoco aclararon mucho más.

Yowie cruzando.En Septiembre de 2006, un hombre que había salido a pasear por el bosque con su cuatro por cuatro pudo ver en un margen del camino un Yowie y tuvo tiempo de parar y sacar su cámara de fotos justo a tiempo de poder fotografiarlo cuando cruzaba la senda para ocultarse de nuevo en el bosque. Es la foto que podéis ver al lado.

En 2012, un equipo de filmación de la cadena de televisión norteamericana Animal Planet que realizaba un documental, logró captar y grabar unos extraños sonidos lejanos en el bosque en una zona fronteriza entre Queensland y Nueva Gales del Sur, que estaban convencidos eran llamadas de Yowies, aunque analizados por investigadores locales tampoco se pudo certificar una procedencia clara.

En cuanto a filmaciones, posiblemente la más famosa sea la que se ha llegado a conocer como “The Piper film” y que podéis ver a continuación. La grabó en el año 2000 un excursionista en una zona salvaje del Parque Nacional Brindabella, que se encuentra no muy lejos de Canberra.

Según sus explicaciones, estando sentado en una roca descansando, oyó no muy lejos ruidos de ramas quebrándose y entonces entre los árboles alcanzó a ver al animal. Cogió su videocámara y logró esos segundos de filmación en los que entre la espesura podemos ver lo que sería un Yowie andando tranquilamente.

La filmación alcanzó rápidamente gran difusión hasta convertirse en famosa y por supuesto ser objeto de todo tipo de análisis y comentarios encontrados pues mientras para algunos se considera una de las mejores pruebas de la existencia del Yowie, para otros no es más que una burda y clara falsificación.

En los meses posteriores muchos entusiastas peinaron toda esa zona intentando conseguir nuevos vídeos o fotos, pero lo cierto es que no se conoció ninguna otra en esa zona específica.

Yowie en venta.En cualquier caso el Yowie es sumamente popular en Australia y para sus habitantes forma sin duda parte de su patrimonio como país. Tanto es así que incluso uno puede tener su propio Yowie para su casa. En efecto, en el popular portal Amazon y por tan sólo 149,95 $ podemos llevarnos a casa una estupenda reproducción para poner en nuestro jardín (ver foto al lado) y quién sabe si ahuyentar así a las visitas no deseadas y ser la envidia de nuestros conocidos.

Bromas aparte, que existe algo oculto en determinadas zonas de Australia es evidente pues son demasiados los testimonios a lo largo de la historia como para considerarlos a todos falsos. A tenor de las muy diversas evidencias recogidas y analizadas bien podría pensarse que efectivamente una gran especie simiesca sin catalogar circula por ahí ante nuestro desconocimiento.

Pero la ciencia, los medios de información y creo que sobre todo el público, al igual que en los casos del Yeti y del Big Foot, esperan impacientes ese día en que la prueba definitiva e irrefutable sea dada a conocer y una nueva especie, encima posible pariente lejano nuestro, sea dada a conocer, Posiblemente ese día acabe llegando y yo personalmente deseo que cuando eso sea así, conocernos a nosotros no represente una catástrofe para ellos, pues lo cierto es que históricamente pocas especies han salido bien paradas tras conocer al hombre.

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