El pasado verano una noticia corrió como la pólvora por la ciudad de Nueva York y por supuesto a través de Internet.

Todo comenzó el 25 de Julio de 2012 cuando una ciudadana neoyorkina acompañada por su novio, paseaba por la ribera del río Hudson camino de un mercadillo cercano.

Al llegar junto al puente de Brooklyn, Denise Ginley, nombre de la mujer, se fijó con indescriptible sorpresa en unos restos que había junto a la orilla. De inmediato se dio cuenta que aquello no era normal.

Para su asombro descubrieron al acercarse que lo que tenían delante era algo como un animal muerto pero de muy difícil catalogación. Si bien se dieron cuenta que el cuerpo estaba bastante deteriorado por el agua no pudieron por menos que reparar en que aún así no se veían capaces de reconocer qué animal tenían delante.

Monstruo Brooklyn 1Monstruo Brooklyn 3Monstruo Brooklyn 2

Parecía más bien como hecho de retazos, una cabeza extraña con dientes y huesos salientes, un cuerpo pelado como de perro o cerdo, manos y pies con dedos y uñas demasiado definidos, cola como de rata, en fin un batiburrillo que ellos no fueron capaces de ensamblar pero que les pareció realmente extraño.

Denise entonces tomo unas fotos con su móvil y se marcharon de allí, pero no podían quitarse el extraño animal de la cabeza, así que volvieron con su cámara digital y sacaron otra batería de fotos. Según ellos allí había ya más gente contemplando el animal, pero las fotos que después trascendieron (y que se pueden ver en este artículo) son las que hizo Denise.

Finalmente la noticia llegó al Departamento de Parques y Jardines de la ciudad de Nueva York, que se hizo cargo de la recogida y estudio de los restos. Ante la curiosidad producida, al día siguiente hicieron una primera valoración preliminar para decir que a falta de la conclusión de los análisis completos pensaban que se trataba del cadáver de un perro que se había ahogado, medio descompuesto por la acción del agua.

Tantas prisas por empezar dar explicaciones podían estar motivadas por la expectación general, pero también seguramente por intentar evitar que la gente empezara a relacionar la noticia con el famoso “monstruo de Montauk”, un caso de corte muy similar acontecido en 2008 también en Julio y en el que en el paraje conocido como Ditch Plains Beach, en Long Island, un lugar geográficamente cercano, apareció otro animal muerto con un cierto parecido al que nos ocupa y que también fue objeto de encendidas controversias.

 Monstruo de Montauk 2008

Aquí las explicaciones oficiales, parece ser que con análisis de ADN incluido (digo parece ser porque no me consta que esos análisis fueran mostrados nunca al público), acabaron apuntando a un mapache muerto y en descomposición, aunque también algunas fuentes hablaron de un coyote y otras incluso de una tortuga marina sin su concha, en fin, que en realidad no hubo ninguna explicación que pudiera ser irrebatible pues todas adolecían de algún fallo.

En cualquier caso, el monstruo de Montauk ha quedado ya en el imaginario colectivo y aún hoy se habla de vez en cuando del tema.

Pero volviendo al caso de Brookyln, lo mejor estaba por llegar, pues al día siguiente, el 27 de Julio, el Departamento de Parques y Jardines convocó otra rueda de prensa en la que los responsables comunicaron públicamente que habían hecho una identificación definitiva. La sorpresa vino cuando dieron a conocer que para ellos el extraño animal no era más que un cerdo que había sido cocinado a la barbacoa y luego echado al río donde el agua lo había descompuesto. Para postre comunicaron que tras hacer los análisis el cuerpo había sido incinerado.

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Genial, todo muy rápido, limpio y conveniente. No voy a entrar yo en teorías conspirativas, pero habiendo infinidad de animales con los que buscar una explicación, desde luego el cerdo no es uno de ellos.

Zoológicamente, puedo tragarme que el cuerpo en sí mismo e incluso lo que queda de las orejas pudieran pasar por pertenecer a un cerdo, muchísimo más difícil de digerir para mi es que la cola del animal pueda asemejarse a la de cualquier especie de cerdo, pero bueno, en un día tontísimo podría también acabar tragándome eso, pero lo que me resulta absolutamente indigerible es que me digan, por mucho que quieran culpar al poder del agua para descomponer cuerpos, que las pezuñas de un cerdo se han convertido en unas manos y patas (casi pies) con 5 dedos y uñas perfectamente definidas.

Cerdo pezuñaMonstruo Brooklyn mano

Eso ya sí que no cuela. Y sin duda lo sabían hasta ellos, de ahí la celeridad en oportunamente incinerar el cadáver y de paso eliminar las pruebas.

Varios testigos entrevistados en diversos medios en los días posteriores, sobre todo la propia Denise Ginley, en el conocido Daily News, se mostraron tremendamente críticos con la interpretación oficial.

Pero entonces ¿Qué era ese extraño animal? Obviamente he oído de todo y no voy a emitir yo en este punto ninguna opinión, simplemente que cada uno saque la suya. Ahora bien, de lo que estoy absolutamente seguro es de la imposibilidad de que se tratara de un cerdo.

 

Aquí como en tantísimas otras ocasiones podemos ver con claridad cuál es uno de los principales escollos que han afectado desde siempre a la investigación de los fenómenos paranormales o de aquellos que se salen de lo habitual o lo establecido y es simplemente que la mayoría de las veces el problema, por encima de poder encontrar la verdad, está más bien en “querer” encontrar la verdad.

Y en muchas de esas ocasiones, este caso es un ejemplo perfecto de ello, la sola idea de que la verdad refleje algo que no seamos capaces de comprender, que no nos guste, que tumbe nuestros esquemas o que nos saque de nuestra comodidad, de la realidad que nos hemos dado, hace que prefiramos echar toda la tierra que podamos sobre el asunto lo etiquetemos a toda prisa como mentira o fraude y nos vayamos después a acostar tranquilamente para que la verdad que hemos construido a nuestro alrededor y con la que nos sentimos protegidos y cómodos (que no tiene porqué ser necesariamente la “verdad” como tal) no se resquebraje lo más mínimo.

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