Sin duda, cuando sufrimos una pérdida familiar nos esforzamos en intentar encontrar un porqué sin que sea fácil hallar consuelo.

Ni que decir tiene que eso es todavía más cierto en el caso de una madre que pierde a su hijo. Esta dramática situación tuvo que sufrirla una mujer de 45 años, residente en Waterloo, Inglaterra, de nombre Marie Robinson y hasta ahora absolutamente anónima.

Sin embargo un curioso y reciente suceso que ha vivido la ha hecho saltar a la popularidad, especialmente después de que su historia apareciera publicada en el conocido Mirror.

Vayamos al principio. Hace siete años ella vivió la feliz experiencia de dar a luz a sus gemelos, Jack y Liam. Sin embargo, el destino le tenía preparada una cruel jugada, ya que Jack enfermó.

Cuando tenía algo más de tres años, le acabaron por diagnosticar un tumor que en unos meses, cuando el chico acababa de cumplir los 4 años, terminó por causarle la muerte.

Este abril se cumplía el tercer aniversario de aquella desgracia y para Marie se hacía cada vez más cuesta arriba visitarle en su lugar de reposo.

Cada vez que lo hacía desde el día de su fallecimiento, no había parado de pedir alguna señal que le permitiera saber que, allí donde se encontrara, su chico estaba bien y feliz.

Ahora, al cumplirse ese tercer aniversario, no iba a hacer una excepción y pidió, quizá con más fuerza que nunca, que su hijo le enviara alguna señal que ella pudiera captar de forma inequívoca.

Pero esta vez, la buena mujer no estaba preparada en absoluto para lo que iba a suceder a continuación.

El petirrojo de Jack.Y aquí aparece ahora el protagonista involuntario de la historia, que da título a esta entrada. Un humilde petirrojo (Erithacus Rubecula). Este bello pajarillo, común habitante de nuestros campos, iba a interpretar un papel que pocos hubieran sospechado.

Por supuesto que estando el cementerio en plena campiña inglesa, Marie estaba acostumbrada a ver y oír por allí a las típicas avecillas europeas, pero este petirrojo en particular pronto demostró ser algo especial.

Para empezar, comenzó a rondar la sepultura de Jack como si no quisiera separarse de allí, hasta el punto de que captó la atención de la mujer alejándola momentáneamente de su pesar.

Pero no se quedó ahí. Por increíble que parezca comenzó a revolotear cerca de ella llegando a posarse en su mano e incluso en su hombro. La mujer no salía de su asombro.

Pudo hacer algunas fotos y grabar un vídeo que rápidamente quiso compartir en las redes con sus conocidos pues estaba convencida de estar viviendo algo completamente inusual.


Hasta que, de repente, en un momento de inspiración, casi pierde el aliento al caer en la cuenta de que en realidad lo que tenía delante era esa señal que tanto había anhelado, era su amado Jack el que utilizando aquel humilde pajarillo, había respondido y le quería transmitir que estaba bien.

No pudo reprimir entonces el llanto, mientras el petirrojo seguía acompañándola como si quisiera aliviar su dolor y darle consuelo.

El petirrojo de Jack 2.Marie, no dudo en hablar al ave como lo hubiera hecho con su hijo pareciendo, según sus palabras, que el animal hiciera por comprenderla y comunicarse con ella de algún modo, hasta el punto de que ella “sintió” que su Jack le enviaba su amor y le transmitía que estaba bien y estaba en un sitio mejor.

Finalmente, tras unos minutos, el pajarillo retornó a sus setos y pasó a ser otro más de los que por allí habitan.

Si estudiamos un poco ese comportamiento, sí podemos decir que el petirrojo no es precisamente un ave de las más descaradas y que se acerque habitualmente a los humanos con la confianza que pudiera tener, por ejemplo, un gorrión común.

Sin embargo, en determinadas circunstancias, puede suceder que pierda un punto de su timidez.

Sí es cierto, para los detractores de este caso, que si nos fijamos en el vídeo podríamos apreciar que quizá podría pensarse que el petirrojo acude con un comportamiento real de búsqueda de comida en la mano extendida, cual si ya lo hubiera hecho en más ocasiones.

Desconozco si los visitantes de ese cementerio acostumbran de paso a alimentar a los pajarillos, lo que podría hacer que estos se hayan habituado a buscar esa comida, aunque parece ser que Marie no era de las que lo hacía.

Otro petirrojo.Cierto es que el petirrojo en concreto se alimenta principalmente de insectos y otros invertebrados, pero no es extraordinario que en épocas de escasez, por ejemplo en invierno, coma también bayas o frutos silvestres o que teniendo una comida fácil a su alcance, como las de los comederos para pájaros artificiales, la aproveche.

Junto a estas líneas podéis ver de hecho, otra imagen de otro petirrojo alimentándose en la mano de una persona.

Jack.-Sepultura.En cualquier caso, acudiera a Marie de una forma más prosaica o no, lo cierto es que a ella nadie le va a quitar de la cabeza la idea de que precisamente en aquel momento, el avecilla se convirtió en aliado y mensajero de su querido hijo.

Y al fin y al cabo, aunque la razón nos pueda hacer pensar que el animalito únicamente buscaba algo de comer, la casualidad del preciso momento que eligió también es llamativa y desde luego, tampoco tenemos la certeza absoluta de que esa comunicación desde el Más Allá no pueda producirse y realmente la buena mujer no haya obtenido esa señal tan anhelada.

Así que, en lo que a mí respecta, si en este caso el petirrojo le trajo consuelo y luz a Marie, ¿Qué hay de malo en quedarnos con eso?

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