Contaba en mi anterior entrada la historia de Lady Mary Howard y sus apariciones a bordo de su siniestro carruaje fantasma.

Quizá haya quien piense que una visión tan terrorífica debe ser única, pero en realidad no es ni mucho menos el único carro de este tipo con el que uno puede tener la mala suerte de toparse.

A modo de ejemplo, traigo esta vez aquí tres historias que además de sus características comparten la cercanía geográfica, pues todas se desarrollan dentro de los límites del norteamericano estado de California.

Para conocer la primera de ellas debemos ubicarnos en un punto muy concreto de la ciudad de Los Ángeles, que podemos encontrar en la zona de Hollywood. Exactamente es el cruce del Laurel Canyon Boulevard con la Lookout Mountain Avenue.Mapa Intersección Los Ángeles

Esta intersección es famosa también por ser el lugar en donde se decía que estaba la mansión del gran Houdini (en realidad no estuvo nunca allí) y donde hay testimonios de personas que dicen haber observado su fantasma.

Pero en este caso los testimonios que nos interesan son otros, que hablan de haberse topado de sopetón con un carruaje espectral tirado por dos espléndidos caballos blancos que circulan a una velocidad endiablaba y sin producir el más mínimo sonido. Toda la visión dura unos pocos segundos y de hecho se han producido varios accidentes de tráfico en los que los conductores describieron a la policía con absoluta unanimidad, que el accidente lo causo el miedo y la sorpresa de verse frente al espectral carruaje aparecido de la nada de improviso e intentar esquivarlo.

Aunque se realizaron estudios policiales, obviamente no se llegó a ninguna estimación concluyente en cuanto al origen paranormal de los accidentes. Sí se descartaron factores más comunes como drogas, alcohol, exceso de velocidad, despistes y por supuesto, bromas pesadas.

Se llegó a sugerir incluso que los conductores pudieran haberse dormido un instante por cansancio y que hubieran tenido tiempo de entrar en un sueño rápido, lo que tampoco explica que habiendo sido así, todos soñaran lo mismo.

Un último detalle curioso es que todos esos conductores, no sólo estaban en esa intersección sino que seguían un mismo itinerario: circulaban por Lookout Mountain Avenue y a llegar al cruce giraron a la izquierda para coger Laurel Canyon Boulevard. Fue en ese momento exacto donde se llevaron el susto de sus vidas.

Para entrar en la segunda historia, debemos desplazarnos hacia la ciudad de Santa Ynez, en el condado de Santa Bárbara.

Una vez allí, la zona interesante se halla tomando la carretera, heredera de los antiguos caminos de diligencias, que sale de la ciudad hacia el Oeste en dirección a la población de Solvang.Valle de Santa YnezMapa Valle de Santa Ynez

Es por esa zona por la que se han reportado ya desde los tiempos de los indios y los primeros colonos de esas tierras, variadas observaciones de un siniestro carruaje negro tirado por cuatro enormes caballos negros y con un cochero tocado por un gran sombrero de copa. Como en el caso anterior, aparece de improviso, a gran velocidad y sin producir sonido alguno.

Todas las observaciones han sido nocturnas, lo que hace que además los testigos hayan podido percibir que los laterales del carro están iluminados por unos faroles que permiten vislumbrar en el interior una figura como de una anciana mujer vestida completamente de negro.

Desde siempre, esa aparición se ha relacionado en los alrededores con el Diablo y más concretamente se dice que ese es el carro que utiliza para llevar las almas de los condenados al Infierno.

Por último, para acercarnos a la tercera historia debemos llegar hasta el Anza Borrego Desert State Park, paraje natural situado al Este de la ciudad de San Diego.

Cuentan que allá por 1860, una diligencia especial partió de El Paso en dirección a San Diego, transportando una caja de monedas. Llevaba un conductor y un guardia, pero por esos azares del destino el guardia cayó enfermo y debió bajar en Yuma, Arizona. Andando justos de tiempo, se decidió que el conductor siguiera camino en solitario sin esperar la llegada de un guardia de relevo.Paraje Carrizo WashPlaca entrada Anza Borrego

Lamentablemente, en un paso entre las montañas del Pez y del Coyote en la zona conocida como Carrizo Wash, unos asaltantes esperaban la diligencia disparando y matando al conductor y haciéndose con las monedas. Parece ser que el carro, sin guía alguna y tirado por sus caballos continúo su camino hacia su destino para no ser visto ya jamás.

Cuentan también que para evitar ser descubiertos con el botín los bandidos enterraron las monedas en la ladera de la montaña del Pez, donde dicen que todavía permanecen ocultas.

Desde entonces, los que deben transitar por esos parajes durante la noche han sido sorprendidos en ocasiones por el paso de una antigua diligencia sin conductor y sin pasajeros, tirada por unos caballos que a galope tendido se acaban perdiendo por el horizonte, dejando como rastro en el duro y seco suelo las huellas de las ruedas del carro y de las pezuñas de sus caballos fantasmas.

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