Cuando se habla de leyendas de vampiros, todos pensamos en las habituales de aquellos con forma humana, tan familiares para nosotros gracias a la literatura y sobre todo el cine y la televisión.

Blood Dog. RepresentaciónPero no siempre es así. De hecho a veces es el llamado mejor amigo del hombre, el perro, el protagonista de historias vampíricas.

En efecto, aunque a lo mejor no sea un dato muy conocido, ya en la lejana Edad Media existían en algunos países de Europa, especialmente en los de influencia sajona, relatos sobre perros en nada parecidos a la mayoría que se dedicaban a patrullar los senderos durante la noche hasta el amanecer, prestos a saltar sobre los incautos que tuvieran la mala fortuna de cruzarse en su camino. El nombre con el que eran conocidos en las Islas Británicas, ya lo decía todo: “Blood Dogs”.

Se decía también que una de sus principales costumbres era visitar los escenarios en los que hubiera tenido lugar alguna batalla para poder alimentarse de la sangre de los caídos. Incluso hay relatos en los que se afirmaba que llegaban a escarbar en el suelo buscando poder localizar restos de sangre filtrada.

Las descripciones que de ellos han podido llegar con mayor o menor exactitud hasta nuestros días hablan desde luego de seres que invitaban a salir corriendo, con un tamaño considerablemente superior al de un perro grande, color oscuro o negro, brillantes ojos rojo fuego y por supuesto una dentadura espeluznante. Incluso se indicaba que el aire que expelían era tóxico para el hombre.

En la región inglesa de York, por ejemplo, se pensaba que estos temibles canes tenían sus guaridas dentro de los límites de los cementerios, de donde salían para sus cacerías.

Más al norte, en algunas regiones escocesas, se pensaba que estos perros vampiro únicamente atacaban a los viajeros de sangre inglesa mientras que dejaban en paz a los nativos de la zona.

Pero siendo interesantes estas historias, lo que es digno de destacar en este tema es que aquí, en España, tenemos una leyenda similar y que está tremendamente arraigada en la localidad de donde procede.

Pratdip, es un bello pueblo de Tarragona de unos 1.000 habitantes, en el que hablar de algo tan aparentemente extraño como los perros vampiro no resulta extravagante.

PratDip. PanorámicaEn efecto, ya desde tiempos muy lejanos, según algunas fuentes puede que desde el siglo XVI, se temía en la localidad a unos extraños seres de los que decían que eran enviados del demonio y a los que daban forma de perros negros y peludos con siniestros ojos y curiosamente cojos de una pata. Estas criaturas eran conocidas como los “Dip”, vocablo que quizá pudiera venir del árabe con un significado aproximado de “animal feroz”.

De ahí también el propio nombre del pueblo, Pratdip, que en catalán significa “Prado del Dip”.

En cualquier caso los relatos hablan de que los misteriosos seres actuaban de noche, siempre buscando paseantes o cabezas de ganado solitarios a los que atacaban exclusivamente para chuparles toda la sangre en un comportamiento que recuerda a las modernas historias de otro ser inquietante, el famoso Chupacabras.

En el caso de Pratdip, esta siniestra historia ha estado muy presente en el boca a boca de las gentes de la zona hasta los inicios del siglo XX.

Esto pueden atestiguarlo incluso algunas obras de arte que se conservan en la localidad, como por ejemplo el Retablo de Santa Marina, de los primeros años del siglo XVII y que se conserva en la iglesia de la Natividad de Santa María, en el que pueden observarse dos Dips allí representados. O también en la ermita de Santa Marina, destruida en 1936, donde al parecer existía un altar en el que la propia Santa era sostenida por 4 Dips que aparecían bajo ella y aunque le ermita ya no esté ni queden testimonios gráficos claros de aquella época, la gente de más edad del pueblo recuerda su existencia con nitidez.Escudo de Pratdip

Y aún más, en el propio escudo oficial del pueblo, junto a su construcción más identificativa, su bonito castillo, aparece representado nada menos que un Dip con el detalle incluido de llevar una pata levantada recordando su cojera tal como contaba la leyenda.

En cuanto al final de la historia, se dice que si desde aquellos inicios del siglo XX se pueden considerar erradicados a estos seres fue ni más ni menos que por intervención de la Virgen, que los convirtió en piedra para que no siguieran haciendo el mal. Aunque por otro lado, también se dice que no todos llegaron a ser convertidos y aún hoy en las noches oscuras, se pueden oír sus aullidos en el viento.

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