Quizá, si sois observadores y os gustan los gatos, en alguna ocasión os hayáis fijado al estar frente a un gato atigrado, también denominado según las fuentes “Tabby” o “Moggy”, que justo en la frente, sobre los ojos y entre las orejas, se pueden observar unas marcas que parece quieren trazar una letra “M”. Hay algunos ejemplares en los que el trazo está más marcado que en otros, en algunos llega a parecer que alguien se ha entretenido en pintarlo cuidadosamente, pero en todos es reconocible.Gatito M 1

Es una curiosidad que ha despertado una cierta intriga desde siempre. Pero yo en este caso no voy a dar aquí ninguna explicación científica sino que voy a buscarla nada menos que en el entorno religioso. Y lo voy a hacer porque resulta que desde ese punto de vista y aunque no lo creáis existen dos leyendas que vienen a explicar de dónde proviene esta característica tan particular del pelaje de ese tipo de gatos.

Son dos bonitas y curiosas leyendas, una cristiana y la otra musulmana. Lo singular es que ambas religiones tengan su propia leyenda para dar explicación a ese hecho relacionado con los gatos.

La primera de ellas cuenta cómo estando Jesús recién nacido en Belén, una noche estaba nervioso por los ruidos del exterior, debidos a que cada vez más visitantes iban acercándose a conocer al hijo de Dios, y no podía conciliar el sueño.

Hay que decir aquí que según esta leyenda, aunque todos hemos oído que había una mula y un buey acompañando y dando calor a José, María y Jesús mismo, también estaban en el pesebre algunos otros animales de menor porte, entre ellos una preciosa gatita atigrada.

Pues bien, aquella noche, la gatita viendo el nerviosismo del niño, se subió a su cestillo y comenzó a frotarse suavemente contra él mientras emitía su tranquilizador ronroneo. En pocos minutos, Jesús se tranquilizó y se quedó dormido.

La Virgen María fue testigo del momento y viendo lo que había pasado, cogió con agradecimiento a la gatita y le acarició la frente con cariño. En ese momento apareció en ella una letra “M” en recuerdo de María, que desde entonces todos los gatitos atigrados llevan en su frente desde su nacimiento.

En cuanto a la leyenda musulmana, nos dice que Mahoma, que según todas las tradiciones era considerado un amante de los gatos, estaba una tarde leyendo sentado con su gata favorita, de nombre “Muezza”, que se había quedado dormida entre las mangas de la vestimenta del profeta.Nuestro querido Trasto
Lamentablemente tenía que salir por unas gestiones que debía realizar, pero le daba pena despertar a la gata, así que optó por una solución rápida y decidió cortarse la manga de su vestimenta para poder así salir mientras la gata seguía plácidamente dormida.

A su vuelta, Muezza corrió a su encuentro y se puso a hacerle toda clase de carantoñas para mostrarle su agradecimiento. Mahoma entonces se inclinó ante ella y con cariño le acarició la cabeza. Entonces en su frente apareció la “M” en este caso por Mahoma.

Pero hay más, pues el profeta no se quedó ahí y procedió a otorgar a todos los gatos el don de caer de pie y ¡Atención!, les concedió la entrada en el PaGatito M 2raíso como a los seres humanos. Tal es así que para el Islam el gato es un animal puro desde entonces e incluso se dice que un musulmán puede hacer sus abluciones previas a la oración con el agua de la que bebió un gato.

Sin duda dos bonitas y fascinantes leyendas que aunque evidentemente no son de las más conocidas y transmitidas para los respectivos creyentes y el público en general, existen y ahí están y desde luego es interesante ver cómo dos de las religiones mayoritarias en el planeta se fijaron en un fenómeno tan aparentemente sin importancia como la repetición de unas marcas en las cabezas de unos gatos determinados, para de alguna manera darle una explicación religiosa y acudiendo además no a cualquier figura menor de sus tradiciones, sino nada menos que a la mismísima Virgen María y al mismísimo Mahoma.

Quizá a partir de ahora, cuando os encontréis con un gato atigrado y podáis observar como luce orgulloso su “M” lo miréis con ojos nuevos.

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