Killakee House. Mapa.Hoy viajaremos hasta Irlanda, en concreto hasta la zona sur de su capital, Dublín, para encontrarnos con una edificación que en sus recién cumplidos 250 años de historia, pues se dice que fue construida allá por el 1765, ha sido testigo de hechos realmente inquietantes.

Estoy hablando de la conocida como Killakee House, edificio que ha sido entre otras cosas pabellón de caza, vivienda, casa de hospedaje y también restaurante.

Seguramente la casa ha visto fenómenos extraños desde hace mucho tiempo, pero fue a partir de 1968 cuando empezaron a hacerse más conocidos y reportados por numerosos testigos.

Por esas fechas, la señora Margaret O’Brien, junto a su marido Nicholas, compró el edificio, que entonces llevaba un tiempo en estado de abandono, con la idea de convertirlo en centro de arte y exposiciones que además contara con salones de té para los visitantes.

Los problemas comenzaron durante el año siguiente mientras se estaban realizando las obras de restauración del edificio. Para facilitar la labor a los diversos trabajadores que el matrimonio había contratado, les empezaron a permitir instalarse y pernoctar en el propio edificio con la idea de acelerar los trabajos y además tener un extra de seguridad en la propiedad. Fue entonces cuando las cosas se complicaron.

Con el paso de los días, casi todos los trabajadores que se instalaron en la casa comenzaron a relatar hechos extraños. Habían improvisado las habitaciones en el piso superior y por las noches oían ruidos abajo como si hubiera animales salvajes campando a sus anchas por allí.

Por las mañanas no era raro que encontraran diversos desperfectos como cosas volcadas o rotas o incluso algunos arañazos en puertas o paredes.

Aunque al principio todos preferían aceptar la presencia de algún animal salvaje, también es cierto que entre ellos no tardaron en confesarse que los sonidos que se escuchaban no parecían pertenecer a los habituales animales que se podían encontrar por la zona, eran bastante inquietantes y más bien parecían tener una procedencia nada habitual.

Killakee House.Como por otro lado de momento las cosas no pasaban de ahí y los desperfectos que se producían no eran de gran importancia, simplemente comunicaron los hechos a la señora O’Brien, que a su vez tampoco los convirtió en su prioridad.

Sin embargo con el paso de las semanas los fenómenos comenzaron a ser más aterradores y todos comprendieron pronto que los animales salvajes de la zona estaban lejos de participar en ellos, comprendiendo que se trataba ya sin duda de algo sobrenatural.

De hecho, una parte de los profesionales que se habían instalado en la casa se marcharon de allí y rescindieron los contratos con los O’Brien.

Y es que en la casa la situación había cambiado. Había zonas en la que súbitamente y sin razón aparente la temperatura descendía bruscamente hasta casi la congelación y permanecía así por tiempo indeterminado hasta que el fenómeno remitía para repetirse después en alguna otra parte del edificio.

Había dos o tres puertas que no se podían mantener cerradas por mucho que lo intentaran, incluso asegurándolas con grandes pernos, pues al poco de no prestarlas atención por ir a realizar alguna tarea en otro punto, cuando se volvía podía uno contar con que las puertas estarían de nuevo abiertas de par en par.

Los sonidos que se escuchaban ahora en cualquier momento y parte habían pasado a tener un matiz mucho más aterrador, como extraños susurros y gemidos o golpes bruscos. Incluso habían notado que los perros de las propiedades vecinas aullaban durante las noches con lo que parecía auténtico terror.

Ya era también más frecuente que por las mañanas aparecieran diversos enseres como platos, vasos o tiestos, estrellados contra las paredes en estancias que habían permanecido cerradas.

Pero lo que definitivamente cambió la situación fue la entrada en escena del que se iba a convertir en el “habitante” más famoso y aterrador de Killakee House. Su gran gato negro.

Una de las noches, un carpintero que estaba rematando su faena del día oyó como la puerta de la habitación en la que trabajaba se abría y horrorizado contempló en el rellano la figura de un enorme gato negro que el propio testigo describió después a sus compañeros como mayor que un pastor alemán. El animal le miró fijamente unos segundos con una expresión que puso los pelos de punta al hombre y después simplemente se esfumó.

Al principio los otros pensaron que les quería contar una historia de broma, hasta que el misterioso gato comenzó a ser visto por otros trabajadores en los siguientes días y el miedo se generalizó.

Para decorar los interiores, la señora O’Brien había contratado a un conocido suyo, pintor y artista, llamado Tom McAssey. Éste fue quién acabó haciendo ver a la propietaria que allí efectivamente ocurría algo fuera de lo normal, tras haber tenido sus propias experiencias.

Una noche, Tom estaba con otros dos compañeros ya cerca de la puerta de salida cuando pudieron vislumbrar a través de la puerta entreabierta cómo se formaba una especie de neblina.

En ella parecía distinguirse una especie de figura, por lo que Tom, pensando que otro de los obreros les intentaba gastar una broma, se dirigió a ella diciendo que entrara que le estaban viendo.

La figura les contestó con un tono bajo e inquietante que no iba a entrar y que dejaran la puerta abierta, tal fue dicho tono que los dos hombres que acompañaban al pintor decidieron poner pies en polvorosa hacia el interior de la casa.

Sin embargo Tom se acercó un poco más hacia la neblina para ver mejor y lo que pudo contemplar le dejó helado, pues entonces se dio cuenta que la figura que les había hablado no era humana sino la de un gato negro con unos ardientes ojos color ámbar y que él estimó más grande que un perro dálmata.

Libro Espectros y Fantasmas.Ante eso el pintor huyó junto con sus compañeros y cuando un rato después se armaron de valor y volvieron a salir, ya no encontraron nada.

Posteriormente Tom relató su historia al escritor Frank Smyth, que la incluyó en su libro “Espectros y Fantasmas” que llegó a ser publicado en España por la editorial Noguer en 1976, dentro de su colección “El Mundo de lo Oculto”.

Según algunas fuentes parece que incluso otros trabajadores llegaron a asegurar que el artista tuvo un segundo encuentro con el misterioso gato, que les contó explicando que otra noche que se había quedado sólo se abrió de improviso la puerta de la estancia en la que estaba y de nuevo se encontró cara a cara con el paranormal gato que le miraba fijamente, aunque cuando se puso en pie, el ser desapareció.

Y circula otra versión hecha correr por otro artista local que también ayudaba en las tareas de restauración, contando que él y McAssey estaban otra noche trabajando cuando se vieron sorprendidos por una extraña figura como de un enano que de improviso se transformó en el enorme gato, lo que les hizo huir.

En cualquier caso, fueran uno o varios los encuentros de Tom McAssey con el aterrador felino, lo cierto es que se inspiró para pintar un cuadro del Gato que acabó expuesto en la propia casa y que circula también por Internet. Es el que podéis ver bajo estas líneas.

Finalmente, la propia Margaret, tras una conversación con el artista, decidió quedarse un par de noches ella misma en la casa todavía pensando que los trabajadores estaban exagerando y que podría ser que un poco de alcohol de más por la noche les hubiera hecho ver lo que no era y contagiarse del miedo entre ellos.

Sin embargo no imaginaba que iba a tener que cambiar de opinión radicalmente cuando ella misma acabó siendo testigo de la aparición del aterrador felino.

Cuando justo antes de retirarse a dormir estaba asegurándose de que las puertas de las habitaciones cercanas estaban cerradas, de repente levantó la vista y pudo ver con espanto un enorme gato negro sentado en mitad del pasillo, en principio mirando para otro lado. Sin embargo no pudo evitar dar un respingo que hizo que se moviera provocando un ligero ruido, pero que fue suficiente para que el gato se girara y la mirara directamente a los ojos.

El Gato Negro de Killakee House.Esa mirada le congeló la sangre y la describió posteriormente como la más vacía y con más odio que había experimentado nunca en cualquier persona o animal.

El gato entonces simplemente la ignoró y se fue hasta desaparecer al final del pasillo siendo según Margaret perfectamente consciente de que ella estaba allí, pero decidiendo no hacerle el menor caso. Eso posibilitó también que la señora pudiera fijarse bien en el descomunal tamaño del felino que por comparación estimo incluso mayor que el de una pantera negra.

Convencida entonces de que había algo demoníaco en aquel animal, y habida cuenta de que se acercaban las fechas de la inauguración, la señora acabó por hacer intervenir a un sacerdote para que exorcizara toda la edificación.

Al parecer eso funcionó pues los fenómenos cesaron en su mayor parte. No obstante, durante los años siguientes todavía se dio cuenta de algún que otro suceso extraño aislado incluyendo al menos tres reportes de personas diferentes que afirmaron en su día haber visto fugazmente al famoso gato.

Posteriormente, ya en 1976, los O’Brien decidieron vender la casa y los nuevos propietarios decidieron entonces, conociendo las historias que circulaban por allí, encargar por si acaso un segundo exorcismo. Hecho este parece que por fin cesaron todos los fenómenos. De todas formas, el cuadro del famoso Gato Negro de Killakee House siguió colgado en su lugar preferencial, pues prefirieron no correr el riesgo de molestarle y además era ya una seña de identidad de la casa.

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