Anuncio.Durante los ya lejanos y aventureros tiempos del antiguo oeste norteamericano, se puso en marcha una institución que llegó a ser mítica por los servicios que consiguió prestar a todos los habitantes de aquellas entonces perdidas, extensas y a veces hostiles, zonas geográficas.

De ellos dependía algo tan importante como el transporte del correo. Hablo, cómo no, del famoso servicio de correo ligero del Pony Express. Las historias de sus jinetes llegaron a hacerse legendarias y sin duda sus desvelos por cumplir con sus tareas ayudaron en buena medida a que la historia general de todos esos territorios acabara siendo como la conocemos ahora.

La ruta principal comenzaba en el este en St. Joseph, en el estado de Missouri y llegaba hasta Sacramento, en California, en el oeste, con trayectos de ida y vuelta entre ambos extremos, pasando durante el camino por los estados de Kansas, Nebraska (llegando a rozar Colorado), Wyoming, Utah y Nevada.

Ruta Pony Express.La ruta completa contaba con diez estaciones principales de postas a lo largo del recorrido y otras secundarias colocadas aproximadamente cada 16 kilómetros, donde jinetes y caballos podían reabastecerse y descansar.

Monumento Pony Express.No fue un servicio demasiado longevo en el tiempo, pues comenzó a funcionar en abril de 1860 y no llegó más allá de noviembre de 1861. Ahora bien, ese intervalo de poco más de un año fue suficiente para lograr su fama. Al lado de estas líneas tenéis como ejemplo el monumento homenaje que se alza en St.Joseph, cerca de donde estaba la cabecera de la ruta original.

No voy a glosar ahora las azarosas aventuras tanto de jinetes como de otros trabajadores, por ejemplo los gerentes de esos puestos de postas, o de los propios usuarios de los servicios, pues han sido recreadas y descritas en innumerables publicaciones y películas.

Sin embargo, sí quería centrarme en hablar de una de las estaciones ubicadas a lo largo del recorrido. Se encontraba localizada en el este, en el estado de Kansas, concretamente en lo que hoy es la población de Hanover y más exactamente en el punto en el que ahora se cruzan las autopistas 148 y 243.

Gerat Hollenberg.Es la antigua estación del Pony Express de Hollenberg, que recibe su nombre del apellido del que fue su responsable y gerente, Gerat Hollenberg, junto a su mujer, Sophia. Juntos se ocuparon del mantenimiento del puesto durante el tiempo que estuvo en funcionamiento.

El edificio restaurado puede visitarse hoy en día, puesto que en 1941, el estado de Kansas lo compró a sus entonces propietarios, siendo incluido en 1961 en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Eso hizo que en 1963 la Sociedad Histórica de Kansas lo habilitara como Museo, en recuerdo de la institución del Pony Express.

Pero por supuesto, el hecho de que hable de este lugar aquí viene motivado por otra clase de sucesos, que le convierten en algo diferente con respecto a algunos otros similares que fueron creándose al abrigo de la antigua ruta.

Y es que esta estación de Hollenberg ha ido adquiriendo con el paso de los años una cierta leyenda de tener algunos visitantes y habitantes que escapan un poco de lo habitual y que han añadido a sus títulos uno más, el de lugar encantado.

Tanto empleados diversos como visitantes del museo y centro de interpretación, han reportado a lo largo de los años haber sido testigos de algunos fenómenos inquietantes.

Hollenberg Station.Para empezar, es reseñable que algunos testimonios podrían hacer pensar que el espíritu del gerente original, el señor Hollenberg, sigue habitando en el lugar y además tiene por costumbre cambiar y mover de sitio algunos objetos.

Se han reportado también casos de súbitas bajadas de temperatura en puntos muy concretos y localizados, así como golpes sordos en algunas estancias que luego resultaban estar vacías.

Aparte de Gerat Hollenberg, parece que algunas personas coinciden en haber visto a un fantasmal joven con aspecto de jinete antiguo y un detalle aterrador como que en su espalda lleva clavadas varias flechas indias.

Hollenberg cocina.No es además el único posible integrante del Pony Express que sigue acudiendo a su estación, puesto que por las planicies del exterior, se dice que, especialmente en las noches de verano, se pueden ver espectrales jinetes que siguen empeñándose en cumplir con su tarea incluso desde el otro lado.

Y claro, obviamente si se ven jinetes deberían también verse sus caballos y en este caso así parece, pues esos reportes antes mencionados incluyen por supuesto cabalgaduras fantasmales que galopan junto a sus compañeros humanos en una carrera atemporal en pos de sus objetivos.

Hay también, en cuanto a la parte animal del misterio, otro fenómeno adicional que consiste en el retumbar de cascos al galope que se oye en la llanura durante la noche, aunque en esas otras ocasiones al parecer no se divisa nada en absoluto en lontananza.

Todas estas particularidades han hecho que hoy en día, aparte de las personas que de por sí visitan el museo de Hollenberg por su interés histórico, haya aficionados que se acercan hasta allí esperando tener algún encuentro con lo sobrenatural.

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