USMCSemper Fi (Semper Fidelis), reza el conocido lema del no menos conocido Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Siempre fiel. Quienes en su día lo eligieron quisieron resaltar sin duda la importancia que para ellos tienen los conceptos de la fidelidad y la lealtad. Para un colectivo humano que desempeña su trabajo en situaciones límite en la mayoría de las ocasiones, es lógico pensar que esa fidelidad de unos para con los otros sea fundamental y si me apuran, elemental.

Ahora bien, ¿Qué sucede cuando no hablamos de personas que forman un mismo y compacto equipo, casi una hermandad? ¿Qué ocurre cuando las dos partes de la ecuación ni siquiera son de la misma especie?

Porque lo cierto es que unos conceptos tan abstractos como la lealtad o la fidelidad, pueden entenderse sin sorpresas entre colectivos compactos como los antes citados Marines o entre individuos concretos con vínculos familiares o de amistad, pero en todos los casos pertenecientes a la especie del Homo Sapiens.

Quizá se comprenden también casos dentro del Reino animal vinculados a especies superiores como algunos mamíferos, pero restringidos a los ocurridos entre miembros de una misma especie.

En realidad, son conceptos que involuntariamente y pienso que de una manera errónea, generalmente solemos apropiarnos para nosotros mismos en exclusiva.
Y sin embargo, el hombre es capaz de generar en ocasiones unos vínculos de unión con otras especies y ellas con nosotros, que evidencian que la lealtad y la fidelidad, no son cualidades únicas de la especie humana.

Por afinidad y cercanía no hay duda de que los animales que tienen más posibilidades de establecer esos vínculos son nuestras propias mascotas. Estoy seguro de que no pocos de quienes hayan disfrutado o disfruten de algún animal de compañía, podrían contar muchas anécdotas que ilustren esa complicidad especial que todos podemos llegar a crear.

Pero yo hablo de los casos que van más allá. Más allá incluso de lo que cualquiera entendería lógico hasta para un ser humano. Casos en los que la lealtad de un animal hacia su compañero humano excede o excedió con mucho lo usual hasta llegar a convertirse en algo que perecería increíble si no hubiera sido convenientemente documentado. Casos en los que esa fidelidad no pudo romperla ni siquiera la mismísima muerte, ni siquiera el paso del tiempo.

Y creedme si os digo que como un goteo aquí y allá, a lo largo de la historia se han ido produciendo casos que siempre nos sorprenden y aunque muchos al final no llegan a saltar al gran público, otros por el contrario han llegado a tener una resonancia mundial.

Cierto es reconocer que en este apartado son los perros los animales que como buenos amigos del hombre acaparan casi por completo la casuística. Y entre ellos probablemente el más famoso de todos sea el recordado “Hachiko”.

HachikoEste caso llegó incluso a interesar al mismo Hollywood que con su versión en la bonita película de 2009, Hachiko. Siempre a tu lado, protagonizada por Richard Gere, terminó de popularizarlo mundialmente, aunque en su país de origen, Japón, poca gente desconoce la historia.

Sin extenderme demasiado pues creo que lo sucedido es bastante conocido, sí diré a modo de resumen que todo comenzó en 1924 cuando un profesor llamado Eisaburo Ueno recibió como regalo el perro, de raza Akita Inu, cuando aún era un cachorrillo.

A medida que fue creciendo, el vínculo entre el profesor y el perro fue haciéndose inquebrantable. Todos los días, Hachiko acompañaba al profesor Ueno andando hasta la estación de tren de Shibuya, donde el hombre partía hacia la universidad. Por la tarde, cuando volvía, el perro siempre había ido a esperarle a la estación. Sin embargo, el 21 de Mayo de 1925 todo cambió.

Ese aciago día el profesor sufrió un infarto en su clase de la universidad y murió allí mismo. Cuando esa tarde Hachiko acudió a su cita, el profesor Ueno nunca llegó. El animal esperó, esperó…Y esperó. Llegó a establecerse en las inmediaciones de la estación y ya no quería volver ni con la viuda ni con la hija, a pesar de que lo intentaron en innumerables ocasiones, pero siempre acababa regresando al entorno de la estación donde vivió casi como un perro callejero.

Pronto todos los vecinos y habituales de la zona empezaron a encariñarse con el perro al conocer su historia y se convirtió en algo de todos. Le ayudaban con comida, agua y dándole afecto, incluso le construyeron un refugio, pero el fiel animal tan sólo esperaba el regreso de su amigo humano.

Hachiko esperó ese regreso con fe infinita durante nada menos que 9 años, hasta que su cansado cuerpo dijo adiós el 8 de Marzo de 1935. Fue velado con todos los honores por la gente de su pueblo, incluidas la mujer y la hija de Eisaburo Ueno y se incluyó un monolito de recuerdo junto a la tumba del propio Eisaburo.

Estatua HachikoDe hecho, un año antes, en Abril de 1934, el pueblo, por suscripción popular, ya había levantado una estatua de bronce en honor del fiel perro en la plazoleta de entrada a la estación de Shibuya. El mismo Hachiko estuvo presente el día de la inauguración.

Esa estatua tuvo que ser fundida durante la Segunda Guerra Mundial, pero unos años después y ante la insistencia popular fue recreada y esculpida de nuevo y colocada otra vez en su ubicación, donde permanece desde entonces siendo punto obligado de encuentro para cualquiera que pase por la zona y uno de los monumentos más visitados de todo Japón.

Este caso de fidelidad pura es probablemente el más conocido de estas características a nivel mundial, pero sin embargo no todo el mundo sabe que nosotros tenemos en nuestro propio país una versión de esa historia, no menos elocuente, representada en el, para quien conoce la historia, inolvidable “Canelo”.

Esta vez todo sucedió en la ciudad de Cádiz. Allí, Canelo era el compañero de un hombre que desgraciadamente enfermó de los riñones y comenzó a necesitar varias sesiones de diálisis por semana. Como en el caso anterior el animal acompañaba al hombre hasta la puerta del hospital, en este caso el Hospital Puerta del Mar, donde se tumbaba a esperarle sin impacientarse hasta que salía y se marchaban juntos.

Lamentablemente, un triste día de 1990 tras haber tenido que ser ingresado, el hombre no pudo superar unas complicaciones derivadas de su estado y falleció. Como en el caso japonés, Canelo esperó y esperó sin entender porqué no salía su amigo.Canelo

El tiempo comenzó a pasar, primero los días, luego las semanas, los meses, pero el fiel perro no abandonó ya los alrededores del hospital. También en esta ocasión la gente de la zona se conmovió con su historia y se volcaron en intentar hacerle su espera más llevadera. Por supuesto hubo quien intentó adoptarlo pero no hubo manera, el perro en cuanto tenía ocasión se escapaba para volver al hospital. Así que Canelo pasó a ser también aquí un poco de todos.

Incluso en una ocasión que, dado que era un perro callejero, se lo intentaron llevar a la perrera municipal, el clamor de los vecinos fue tal que el propio Ayuntamiento lo indultó oficialmente y le permitió regresar a los alrededores del hospital.

Allí vivió rodeado de la amistad de sus vecinos y esperando sin descanso el regreso de su compañero, hasta que ya mayor, el 9 de Diciembre de 2002 un coche lo atropelló mortalmente. Había estado 12 largos años aguardando fielmente.

Estatua CaneloLa ciudad de Cádiz se conmocionó por el triste suceso y no quisieron que su historia cayera en el olvido, así dos Placa calle Caneloaños después el Ayuntamiento dio su nombre a una pequeña calle por la que el animal pasaba a diario y se erigió también una bonita estatua con su efigie y una leyenda esculpidas en su recuerdo. Hoy en día, en Cádiz siguen sin olvidar a su querido Canelo.

Son ejemplos que pueden ser más o menos conocidos por la gente y que sumados a los que de cuando en cuando se cuelan en los noticieros o en alguna parte de la red, otorgan a los perros un puesto de privilegio en esta emotiva escala.

Sin embargo, en contra de lo que muchos podrían imaginar, la otra gran especie animal de compañía, el gato, es capaz también de gestos parecidos, aún cuando se piense de forma general que el carácter del gato, que se considera más independiente y arisco, haría imposible algo así. Probablemente la sorpresa venga precisamente de ese pensar en un tipo concreto de carácter para el gato, que en realidad puede presentar muchísimas variaciones, como cualquier amante de los gatos ha podido conocer.

Y para quien aún crea lo contrario ahí está por ejemplo el caso, que está sucediendo en el presente, de un gato que era famoso en Italia pero que ahora lo es ya en medio mundo. Me refiero al fiel “Toldo”.

Su historia está sucediendo en la actualidad en el pequeño pueblo italiano de Montagnana, donde el gato es una auténtica celebridad. Todo comenzó cuando un habitante del lugar amante de los animales, el señor Renzo Iozelli encontró allá por 2010 un pequeño gatito callejero blanco y gris de apenas tres meses. Apenado, decidió llevárselo a su casa y adoptarlo.

La conexión con el gato, al que llamó Toldo, fue instantánea. Desde entonces según cuenta la propia señora Ada, la viuda de Renzo, gato y hombre se hicieron inseparables disfrutando de su mutua compañía cada vez que tenían ocasión.

Pero como en todas las historias que han aparecido en este artículo, la desgracia iba a llamar a la casa de los protagonistas. El 22 de Septiembre de 2011, Renzo Iozelli moría, dejando desconsolados a su familia y por supuesto a su amigo gatuno.

Toldo1Ya el día de su entierro comenzó a vislumbrarse que el sentimiento de Toldo era algo más, pues todas las personas que asistieron formando parte de la comitiva hasta el cementerio, pudieron contemplar asombrados como el minino fue acompañando al grupo durante el recorrido como uno más y allí estuvo durante el entierro. De hecho, cuando todos se fueron el gato se quedó allí sobre la lápida.

Al final lo trajeron de vuelta a casa pero esa misma noche lo echaron otra vez en falta a la hora de darle su cena y al buscarlo, el marido de la hija lo encontró de nuevo encima de la lápida.

Al día siguiente, Ada fue a llevar flores a la tumba y encontró una ramita sobre ella como si hubiera sido colocada a propósito. De una manera natural, la mujer pensó de inmediato que eso era obra de Toldo y en efecto así había sido.Toldo2

Pronto ella comenzó a darse cuenta de que en la lápida siempre había algo nuevo, una flor, una pluma, una piedrecita…Además no tardó en recibir testimonios de otros vecinos que le decían que habían visto a Toldo en el cementerio o camino del mismo.

Empezó a ser habitual incluso, que el gato acompañara a la propia mujer en sus visitas. Por eso acabaron comprendiendo que Toldo iba a la tumba de su amigo prácticamente a diario para llevarle algún modesto presente que recogía por el camino.

La historia del gato pronto salió a la luz y se ha ganado el cariño y el respeto de todos los habitantes de Montagnana. Hoy en día, Toldo continúa visitando a su querido amigo humano, dejándole pequeños regalos sobre su lápida y llevándole sin duda en su recuerdo.

Hemos visto una muestra de historias que deberían hacernos pensar que muchas veces subestimamos a nuestros amigos animales y que ellos también son capaces de sentir con tanta fuerza como nosotros mismos y con una pureza que a los seres humanos nos cuesta alcanzar.

Si los tratamos con el respeto y cariño que merecen, sin duda cualquiera de nosotros puede llegar a crear una relación de amistad con ellos que vaya más allá de los límites del tiempo, como hemos podido comprobar en estas conmovedoras historias.

No dudo que Hachiko y Canelo, como tantos otros, son felices de nuevo allá arriba en compañía de sus amigos humanos. Y que aquellos, hombres y animales, que son capaces de crear una relación así siempre acabarán encontrándose de nuevo.


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