La historia de hoy habla de un extraño animal que mantuvo en vilo a los habitantes de Margate y su zona de playa, en la costa índica de Sudáfrica, no muy lejos de la ciudad de Durban.

Allí, durante un período que supuestamente se inició a finales de Octubre de 1924 y que terminó fatalmente casi a final de año, fue avistado un extraño animal marino, que según las descripciones no se correspondía con nada de lo conocido por los lugareños.

El resumen de lo acontecido en ese período fue publicado el 27 de diciembre de 1924, por el periódico londinense The Daily Mail, en un artículo que titularon “A fish like a polar bear” (Un pez como un oso polar).

Tal como contaban, la primera observación reportada no pudo ser más espectacular, pues en aguas no muy profundas cerca de la playa, varios testigos pudieron ver al extraño ser luchando nada menos que contra dos orcas.

Trunko. Batalla.La batalla fue digna de verse, con los tres contendientes haciendo múltiples cabriolas y contorsiones en el agua. La criatura utilizaba su cola para golpear a las orcas y según parece llegó incluso a saltar fuera del agua alcanzando casi los seis metros de altura.

La lucha duró unos diez minutos, pero al final no pudieron atisbar el desenlace, pues los animales acabaron dirigiéndose en su porfía hacia aguas más profundas y dejaron de verlos.

Reuniendo las declaraciones de unos y otros resultó que el extraño visitante tenía el tamaño y la forma general de una ballena, pero estaba como cubierto de un pelo blanco que le hacía parecer a lo lejos algo similar a un oso polar. Era también notoria una especie de probóscide o trompa.

Posteriormente, pescadores de la zona relataron otros dos o tres avistamientos fugaces de lo que parecía ser la misteriosa criatura, pero sin mediar oportunidad de aportar detalles nuevos o definitorios.

Sin embargo, el acto final tuvo lugar en diciembre, cuando en la playa de Margate apareció varado un extraño cadáver que pronto se identificó como el de la criatura.

Lamentablemente, en los casi diez días que el cadáver estuvo descomponiéndose en la playa hasta que el agua se lo volvió a llevar, ningún científico ni entidad oficial se acercaron para estudiar los restos o tomar muestras, por lo que las informaciones que se recogieron proceden más bien de la curiosidad de los lugareños y de algún que otro turista que andaba por allí.

Trunko. Recreación.De todo ello se pudo recoger que los restos medían cerca de catorce metros de largo, con una cola de tres metros que aparentaba ser como la de una ballena.

El color general era blancuzco, aunque parece que había diversidad de opiniones sobre si se podía distinguir pelo o no, ya que mientras algunos testigos hablan de pelos hirsutos de casi veinte centímetros de largo, también había quien afirmaba que ya en apariencia no parecía identificarse pelo sobre los restos.

Básicamente esa es toda la información que se recogió por aquellas fechas, que como se aprecia tampoco llegó a ser determinante para poder sacar conclusiones precisas. Es curioso sin embargo, que pocos meses después y bastante lejos de allí, hubo observaciones bastante similares.

En efecto, el 27 de marzo de 1925, el periódico norteamericano The Charleroi Mail, editado en la localidad de Pennsylvania del mismo nombre, daba cuenta de unos extraños avistamientos que habían tenido lugar en la cercana costa atlántica, y de la presencia de varios cadáveres de ballenas que al parecer habían sido muertas por una misteriosa criatura marina peluda.

No han llegado hasta nosotros detalles o investigaciones más precisas, pero es notable el paralelismo de ambas historias, tanto en lo temporal como en las descripciones.

Sería ya en los años 90 cuando se intentó retomar la trama y arrojar un poco de luz sobre aquellos hechos.

Karl Shuker.The Unexplained. Libro.Fue en 1996 cuando el conocido zoólogo y criptozoólogo británico Karl P. N. Shuker, publicaba su libro “The Unexplained”, en el que actualizaba los sucesos de Margate y además bautizaba a la criatura con el nombre de Trunko (algo así como trompas), nombre con el que se conocería a partir de entonces al extraño ser.

En la época moderna se ha intentado clasificar qué tipo de animal podría haber sido, siendo la teoría más compartida, la de englobarlo en algún nuevo orden de cetáceos (ballenas) o quizá pinnípedos (focas).

Eso derivado de que se crearon dos apartados diferentes teniendo en cuenta por un lado lo que son los propios avistamientos de la supuesta criatura viva y por otro los restos que aparecieron en la playa.

Estos últimos han sido incluidos en lo que hoy en día se conoce como “Globsters”, que en la Criptozoología actual engloba precisamente todos aquellos extraños cadáveres o restos en apariencia no identificables que con cierta frecuencia aparecen en las playas de todo el mundo.

Restos que, por otra parte, cierto es que al final en la mayoría de los casos resultan ser cuerpos en descomposición de animales conocidos, que por el estado de deterioro en el que aparezcan pueden pasar por ser cualquier otra cosa, sobre todo si no aparecen restos óseos y lo que se mantiene es el tejido adiposo en forma gelatinosa.

En este caso se considera más bien que esos restos pudieran ser los de alguna ballena, pues hasta la trompa podría explicarse en función de lo que quedara del cuerpo, aunque por supuesto al no haberse hecho en su día análisis rigurosos no se podrá avanzar mucho más.

Foto antigua Trunko.También es verdad que en 2010 se publicó una foto obtenida supuestamente entonces del cadáver varado que nunca se había visto y que al parecer otro criptozoólogo alemán, Markus Hemmler, había localizado estudiando viejos archivos y legajos de la asociación empresarial de Margate. Es la foto que acompaña estas líneas.

Bien es cierto que por el tiempo transcurrido no se ha podido verificar fehacientemente que la imagen en cuestión corresponda con exactitud a aquellos hechos, pero al parecer así venía reflejado en la documentación en la que apareció.

El propio Karl Shuker, a la vista de la foto se inclinó a pensar que esos restos más que parte de ninguna criatura extraña eran más bien restos grasos en descomposición del cuerpo de una ballena.

En cualquier caso, esos avistamientos y todo lo que les rodearon, globster incluido, será difícil que lleguen a ser del todo esclarecidos. Tampoco se ha producido desde entonces ninguna otra observación de seres marinos extraños que recuerden en su descripción al enigmático Trunko.

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