Son muchas las historias acerca de animales, sobre todo perros y gatos, que han logrado realizar increíbles viajes atravesando lugares desconocidos para ellos para volver a encontrarse con sus dueños de los que se separaron en algún momento concreto por las más diversas razones.

Sigue siendo un fascinante misterio aún sin resolver qué tipo de sexto sentido permite tales hazañas, pues sentidos más cotidianos como el olfato o el de orientación no explican en modo alguno los resultados para tales distancias y en terrenos que la mayoría de protagonistas no habían visitado jamás.

Sin duda hay “algo” más que les unía a los humanos objeto de su cariño y que los animales eran y son capaces de distinguir y localizar por encima de lugares y distancias.

Qué puede ser ese algo está sin determinar, ¿Quizá un sentido psi del que los humanos carecemos? No podemos saberlo, pero sin duda tiene que existir una explicación para un fenómeno repetido en muchas y diferentes ocasiones y que desde luego excede de manera apabullante la simple casualidad.

No dudo de que volveré sobre estos temas más de una vez en este Blog, pero ahora simplemente quería haceros llegar una de esas historias impresionantes, quizá una de las más espectaculares por la distancia del viaje y que tuvo una tremenda repercusión en la época.

Me estoy refiriendo a la aventura del maravilloso Bobbie, como llegó a ser conocido entonces.

Bobbie_the_Wonder_Dog

Para seguir su historia nos tenemos que remontar al ya lejano 1923. Bobbie era un precioso perro que entonces contaba dos años, mezcla de pastor inglés y escocés. Su propietario era Frank Brazier, propietario de un restaurante en Silverton, en el norteamericano estado de Oregón.

Ese año, la familia, con Bobbie incluido que siempre les acompañaba, decidió viajar en agosto de vacaciones y sus pasos les acabaron llevando en un momento dado a una pequeña localidad del estado de Indiana. Fue allí donde en circunstancias desgraciadas Bobbie se perdió y no sin un gran pesar sus dueños se vieron obligados a iniciar el camino de regreso sin haber podido localizarlo a pesar de sus intentos.Bobbie and Frank Brazier

Cuando llegaron de nuevo a Silverton, tenían claro que ya nunca volverían a ver a su perro. Sin embargo, con lo que no contaban es con que Bobbie no iba a permitir que eso sucediera.

Comenzó así su increíble aventura, que podemos conocer gracias a que a su regreso y dado lo inverosímil de la historia, el presidente de la Oregon Humane Society fue capaz de ir hasta Indiana y reconstruir con bastante precisión la ruta seguida por el perro logrando entrevistar incluso a muchas de las personas que lo vieron o ayudaron en algún momento durante su viaje.

Parece ser que en un principio Bobbie, como si estuviera buscando las trazas de ese “algo” misterioso que lo unía a Frank, comenzó por andar trazando grandes círculos en los que se movía hasta más de 1.000 Kilómetros para lograr avanzar unos 300 en la buena dirección.

Finalmente, entrado ya el otoño y como si por fin hubiera sido capaz de “sintonizar” con Frank, cogió el rumbo correcto y ya avanzaría hacia el Oeste sin dejarlo.

El presidente de la Oregon Humane Society pudo contactar por ejemplo con unos vagabundos que compartieron su escasa comida con el perro. También, en el estado de Iowa, habló con una familia que lo acogió unos días allá por Acción de Gracias, así como con otras personas que le ofrecieron comida, agua o refugio en momentos puntuales. Pero sin duda también el perro tuvo que arreglárselas solo para comer, beber, buscar refugio o escapar del peligro mientras atravesaba ríos como el Missouri o nada menos que las Montañas Rocosas, en su camino a casa.

Es de destacar además que la ruta que acabó siguiendo no fue ni por asomo la que llevó Frank en su propia vuelta meses atrás, pero lo cierto es que, por medio de esa mágica conexión, Bobbie consiguió encontrar a su amigo.

Finalmente, un día de Febrero de 1924, Frank Brazier vio aparecer en su restaurante un cansado y maltrecho perro que incluso tenía las almohadillas tan gastadas que se le veían los huesos de las patas. A pesar de su aspecto las muestras de cariño que le dispensó convencieron a Frank de inmediato de que por increíble que pareciera, su fiel Bobbie había vuelto a casa tras un viaje de regreso de 6 meses en los que recorrió nada más y nada menos que casi ¡4.300 Kilómetros!

En el mapa siguiente se puede ver la distancia entre los puntos de partida (verde) y de llegada (naranja) ¿Cómo pudo encontrar el camino correcto a lo largo de todo ese inmenso y completamente desconocido territorio?

USAViajeBobbie

Una vez se supo la historia, la noticia corrió como la pólvora y Bobbbie recibió entre otros muchos reconocimientos un collar de oro, las llaves honoríficas de varias ciudades de los alrededores y un sinfín de medallas. Se hizo además inmensamente popular en Silverton, ganándose el corazón de sus habitantes.
Tres años después, en 1927, desgraciadamente Bobbie murió. Fue enterrado con todos los honores en el cementerio animal de la Oregon Humane Society, en Portland.

Bobbie Oregon Humane Society

Su tumba sigue siendo visitada en ese lugar, aunque hace un año se inició un movimiento para que sus restos fueran enterrados de nuevo en Silverton, su pueblo. Y es que allí nunca le han olvidado, su historia dio origen a un par de libros, una película y multitud de artículos y reportajes que incluso continúan hoy en día. Como curiosidad, hasta se celebra todos los años en su honor en Silverton un concurso de “perros parecidos a Bobbie”.Bobbie Look a Like

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