En alguna otra ocasión he escrito sobre seres míticos de esta región norteña (ver www.misterioanimal.com/serpientes-cantabras/). La bella tierra cántabra es pródiga en folklore sobre animales legendarios que, quién sabe, quizá alguno de vosotros pudiera llegar a vislumbrar paseando por algún recóndito lugar de su variado paisaje.

Hoy os presento varios que cuentan con una gran tradición por el lugar y cuyas descripciones han circulado durante generaciones entre los habitantes de sus zonas de influencia.

 

El Cuegle.

Cuegle.Es este un animal bastante extravagante en cuanto a su forma. Según cuentan tiene cuerpo de animal pero anda erguido como los humanos. Posee una gran cabeza con un único cuerno además de unos cabellos espesos como matorrales. Su rostros es de facciones humanas pero con una piel muy oscura, nada menos que tres ojos y encima uno rojo, otro azul y el último verde y para rematar una larga barba.

Al igual que sucede con los ojos, tiene también tres brazos que culminan en unas enormes manos eso sí, sin dedos. Sus piernas, esta vez dos, son fuertes y robustas.

Tiene en el cuello como unas marcas rojizas a modo de collar que de noche brillan como el fuego y como otra curiosidad física más, parece que su sangre es de color blanco.

Es tremendamente voraz contando con un total de cinco estómagos que son surtidos de alimento por unas horribles fauces con cinco filas de afilados dientes lobunos.

De crías son alimentados por sus madres con una dieta herbívora constituida básicamente por hojas de roblecillo y acebo, más pronto pasan a la dieta carnívora que llevarán en adelante. Aunque devoran todo tipo de animales, cuentan que sus presas predilectas son otros depredadores como la garduña o el zorro. Tan sólo en invierno, cuando se esconden en sus guaridas por el frío, se alimentan de las orugas y bichos varios que encuentran escarbando con el cuerno en el suelo de sus refugios.

No obstante formar todo lo descrito un cuadro bastante atemorizante de por sí, por lo que realmente es temido el cuegle en los campos es por ser capaz de devorar niños pequeños que roban al descuido en los hogares. Sin embargo las mujeres conocen un truco para proteger a sus bebés que consiste en poner en sus cunas una ramita de acebo o roblecillo.

Si aparece el esquivo ser, al llegar a la cuna y oler la planta quedará preso de terribles náuseas y tendrá que escapar del lugar, pues no podrá soportar el recuerdo de aquello con lo que le cebaron de pequeño.

 

El Mengue.

Mengue.Es un raro tipo de gusano que tan sólo se puede encontrar en lo alto de los montes buscando bajo los helechos y siempre en noches de luna llena.

Se le considera de carácter maligno y con poderes hipnóticos. Cuando se consigue capturar uno se debe guardar vivo en un alfiletero dado que es capaz de otorgar poderes extraordinarios a quién le cogió. Ahora bien, es preciso alimentarle con al menos “dos libras” (casi un Kilo) de carne al día pues de lo contrario se volverá contra su capturador y lo devorará.

La única forma de librarse de su magia infernal consiste en llevar encima una “bolsuca” conteniendo “réspede de coliebra” (Lengua de culebra).

 

El Ramidreju.

Ramidreju.Este fabuloso animal nace cada cien años al parecer como una extraña mutación de las comadrejas. Tiene cuerpo serpentiforme con la piel negruzca adornada con unas vistosas rayas verdes a la manera del tigre. Su cabeza presenta un morro similar al de un jabalí y sus ojos son de un bello amarillo brillante.

Vive en madrigueras similares a las de los topos pero mucho más profundas, que excava con su morro.

Lo remarcable de este ser es que según se dice, su piel es capaz de curar todas las enfermedades y por si eso no fuera poco puede guiar hacia los tesoros ocultos como si fuera una especie de brújula. Por ello aunque rarísimo de ver era buscado con avidez por los habitantes locales.

 

Los Caballucos del diablo.

Caballucos del diablo.Son siete y parecen grandes libélulas, con alas larguísimas y transparentes, que utilizan para surcar velozmente los cielos de las noches cántabras. Van siempre todos juntos y cada uno es de un color siguiendo los del arco iris.

Sobre el rojo, el más fuerte de todos, se dice que cabalga el mismo demonio.

Sus ojos brillan como brasas en la oscuridad, resoplan por las narices como el viento, arrojando inmensas llamaradas por la boca y sus patas están armadas con unos temibles espolones. Cuando se posan en tierra, sus patas dejan unas marcas que no se borrarán nunca, aunque se hubieran hecho en la roca.

Se dedican a arrasar los sembrados quemándolos o pisoteándolos hasta destruirlos por completo, por ello son muy temidos.

Una de sus comidas favoritas son los tréboles de cuatro hojas que comen hasta no quedar uno, de tal forma que de paso logran que cuando los cántabros, siguiendo la tradición, acudan la mañana de San Juan al monte a buscar esos tréboles, no consigan encontrar ninguno.

Los caballucos quieren evitar así que al afortunado descubridor de un trébol de cuatro hojas se le concedan por ello las denominadas tres gracias de la vida: Vivir 100 años, nunca sufrir dolor y no pasar hambre jamás.

 

La Monuca.

Monuca.Este curioso animal únicamente es conocido en Cantabria y en contra de lo que su nombre parezca indicar no tiene nada que ver con los monos.

En realidad se parece a una garduña aunque con la piel de varios colores en una explosiva mezcla. La cabeza es blanca mientras que el cuerpo es rojo, negro y azul, terminando con un rabo morado.

Su origen viene de un cruce entre un gato montés y una garduña. Al parecer su carácter es fiero y traicionero abandonando su madriguera al poco de nacer.

Sin embargo, tiempo después ya más crecida, volverá a su hogar de nacimiento pero con un propósito nada bueno, ni más ni menos que matar a la garduña, su propia madre.

Sin embargo este hecho cruel hará que su padre el gato montés tome cartas en el asunto lanzándose sin descanso en persecución de la monuca hasta lograr encontrarla para darle muerte.

 

El Alicornio.

Alicornio.Es la versión cántabra del unicornio. Ha sido visto en contadísimas ocasiones siendo quizás el más esquivo de todos.

Es de color blanco inmaculado con patas de gamo y cola de león. Su cabeza refleja tonos púrpuras y sus ojos son de un bello azul cielo. Su cuerno en lugar de ser recto como el del unicornio, es largo y retorcido y además cambia de color, siendo blanco en su base, negro en parte central y rojo en la punta.

La otra diferencia fundamental con su famoso primo es precisamente la que le da su nombre, pues parece ser que cuenta con unas pequeñas alas encima de cada pezuña.

Eso le hace ser extremadamente ágil y veloz, de manera tal que cuando ha sido avistado fugazmente por algún solitario pastor, éste destacaba siempre después la increíble facilidad y la asombrosa velocidad con la que huía entre los riscos como una centella.

Allí, en las cumbres más inaccesibles, es donde el alicornio tiene su morada, alimentándose de los brotes y florecillas que encuentra y bebiendo únicamente el agua de los manantiales más puros.

Desgraciadamente sí comparte con el unicornio su punto débil, una hermosa y pura doncella, ante la que mansamente caerá rendido permitiendo su captura. Se decía que quien bebiera de una copa hecha con su cuerno nunca sería afectado por ningún veneno ni sufriría ningún mal.

Aun así, la dificultad de encontrarlo le permitía vivir relativamente a salvo.

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